Nos encontramos en una generación en la que a pesar de haber evolucionado de manera considerable en la industria, hay formas de videojuego, o mejor dicho, formas de llevar a cabo un videojuego, que se echan de menos hoy día. Jugabilidades genéricas de tirar “palante”, sin ningún tipo de traba en el camino, abundan en todos los catálogos actuales.

Cada cierto tiempo sale un juego al mercado, un juego de esos que pasa desapercibido y no hace mucho ruido en un estadio lleno de público. La realidad de esto es que luego son ese tipo de juegos los que dan una grata sorpresa a su comprador.

Aunando todas estas palabras, Sega nos trae un juego de corte occidental para Japoneses, algo de lo que nos podemos aprovechar nosotros. Binary Domain se presenta como sorpresa de este 2012, y pese a faltarle algo para llegar a la excelencia, el juego posee cualidades de sobra para hacernos pasar unas buenísimas horas.

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Nos encontramos en unos años futuros, concretamente el 2080, el modelo ambicioso del ser humano sigue evolucionando. Este proceso de crecimiento llega a límites insospechados, y que rompen barreras éticas y morales.

La vida humana coexiste junto a la artificial, algo totalmente “natural” debido a la búsqueda de la comodidad de la existencia de los nuestros. Los robots cumplen las labores de asistencia domestica en cualquier hogar de un ciudadano medio.

El Bill Gates de esta nueva tecnología de Inteligencia Artificial Avanzada es un Japones llamado Amada, que posee una de las empresas más importantes del mundo en lo que a robótica se refiere, compartiendo podio con Bergen. La lucha por el primer puesto es encarnizada, y esto permite a la humanidad disfrutar de robots que cada vez están mejor implementados en la sociedad, nuevas aplicaciones, y con ello más independencia y personalidad para ellos.

Llega un punto de no retorno, los grandes empresarios juegan a ser Dioses, y con ello se comienza a romper la barrera de la mentalidad humana. Se descubre que ciertos ciudadanos no llegan a ser del todo humanos, y salta la alarma en los E.E.U.U.

Trasladan una unidad Óxido de operaciones, para desmantelar en Tokio al grupo Amada, principal sospechoso de todo este jaleo. La lucha contra los robots será dura.

Binary Domain adopta el modo de shooter en tercera persona, al más puro estilo Gears Of War, y si copias algo que de por sí ya es muy bueno pues no hay más remedio que lo que te salga sea mínimamente decente. Este es el caso del título de Sega, adopta el conocido sistema de coberturas y disparos desde la cadera de EPIC.

Cuando el primer paso es bueno, con una jugabilidad sólida y entretenida, lo demás viene rodado, sobre todo cuando te enfrentas a un tipo de enemigo que puedes destrozar por piezas, esto provoca una sensación interesante. Tu objetivo es un robot, construido a semejanza de un humano, vamos a putearlo un rato. Si les disparas a una pierna, el robot caerá, pero se volverá a levantar, si se la destrozas solo podrá ir a la pata coja, si le destrozas ambas su única opción de cumplir su objetivo (aniquilarte) será la de arrastrase por el suelo. También hay que tener en cuenta que el chip de inteligencia de estos bichos lo tienen situado en la cabeza, a modo de cerebro, rómpeles el cráneo y verás que entretenido.

Con esto queremos mostrar las infinitas posibilidades de exterminio de chatarra que nos presenta Binary Domain, pero no todo queda aquí.

El título posee un sistema de escuadrones al que podremos dar indicaciones a la hora de la batalla, hay que andarse con ojo, porque cada individuo de nuestro equipo posee una barra de afinidad con respecto a nuestro personaje, dependiendo del nivel de esta barra harán caso o ignorarán nuestras indicaciones. Las indicaciones las podremos dar por micro, ya que el juego hace uso del reconocimiento de voz, esto es aplicable también a las charlas que tendremos con cada integrante de la unidad óxido, donde las palabras que podemos usar son extensas.

El desarrollo del juego tiene una dinámica interesante, y es a lo que hacíamos mención en la presentación de este análisis. Volvemos a algo casi inexistente hoy día en un videojuego, la aparición de los jefes. Estos jefes pueden plantarse como final de capítulo, como apertura o a mediado, porque en definitiva es un juego que realmente abusa de los jefes de fase, aunque debido a la escasez de estos en la actual generación se perdona.

El enfrentamiento con un jefe es tal y como recordábamos, normalmente enemigos de un tamaño bastante superior al del resto de enemigos e inmune  a disparos de bajo calibre, normalmente se necesita un armamento más pesado en los jefes más grades, y sobre todo la búsqueda de puntos débiles. Al estar tratando con enemigos de metal, sus puntos débiles están bajo la coraza, que previamente deberemos romper para llegar a la clave de sus fuerzas. Todo este planteamiento repetido hasta cumplir el cupo de “toques” que necesita para morir hace que rejuvenezcamos unos 10 años, y realmente se mira con auténtica nostalgia.

El juego posee también un genérico modo on-line, que sin ser demasiado aburrido, no tiene nada en absoluto que nos lleve a recordarlo por mucho más tiempo del que estemos jugando los primeros días. El control del personaje en el modo en línea es exactamente igual al del modo campaña, con todas las opciones de cobertura y disparo a ciegas mantenidos de manera intacta.

Debido al punto en el que nos encontramos de generación, y sobre todo a la tecnología de la que disponemos, algo arcaica ya para los compatibles actuales, pocos juegos nos sorprenderán en demasía excepto casos concretos que nos encumbre un bello apartado artístico o una magnífica ambientación.

Sin duda, todo lo comentado en el párrafo anterior no es para nada negativo, quiere decir que llevamos mucho tiempo viendo juegos de buena calidad en su gran mayoría, simplemente no sorprende lo que se ve ya hoy día para consolas. Sin embargo hay juegos que mantienen el tipo y juegos que simplemente pasan sin pena ni gloria. Binary Domain es un juego que cumple perfectamente con las expectativas gráficas.

Un motor como el Criware, usado al más puro estilo Unreal Engine, de manera genérica para todas las plataformas, ha sido expuesto de buena manera para esta historia robotica. Cumple perfectamente los requisitos mínimos para todo video jugador exigente a nivel gráfico.

Unos buenos modelados tanto por parte de los personajes de carne y hueso como para los de metal, gran nivel en los primeros planos de las caras, donde se observa el buen trato que ha tenido el título, unos efectos de destrucción decentes, parte que se observa sobre todo al disparar al enemigo y ver la chapa deteriorándose o destrozándose.

Otro de los puntos fuertes del juego es la utilización integra del motor de juego se usa para las cinemáticas, esto conlleva a un salto de cinemática a juego y viceversa de manera muy fluida y lógica. No se observan demasiados bajones de framerate, a pesar de contar con numerosas ocasiones donde el enemigo tiene tamaño a “pantalla completa” y a la vez tiene esbirros y tira bombas, en definitiva un motor estable.

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Visto lo visto hoy día, donde nada sorprende ya, Binary Domain posee un notable apartado técnico, y que ha conseguido llamar la atención sin hacer demasiado ruido.

Binary Domain se ha adentrado en un territorio poco frecuentado, el uso de comandos de voz para el desarrollo de la historia en el modo campaña. Punto a favor en el juego aunque con ciertas oscuridades. Pese a tener buen plantel de palabras detectables, es necesario poseer un ambiente de poco ruido para que exista una buena comprensión de lo dicho, inclusive en condiciones óptimas de vez en cuando se detectan palabras que no son.

El uso de la voz es una consecuencia directa de los diálogos que mantendrán entre sí los distintos personajes, todo ello por supuesto en un perfecto castellano, algo que se comprende que debería llevar todo juego intrínseco a él, el doblaje. El doblaje también es un juego de luces y sombras, porque aunque en líneas generales el juego posea un buen doblaje, ciertas voces no son demasiado concordantes, o mejor dicho no están demasiado bien interpretadas.

La banda sonora también hace su papel, dando toques de emoción a los largos combates contra distintos jefazos, o dando cierto toque sensual a alguna que otra escena. En definitiva es un apartado que cumple su cometido de una manera satisfactoria, sin llegar a algo excesivo.

Una lástima el poco eco mediático de Binary Domain, sin ninguna duda estamos ante un gran juego que necesita pulir ciertos puntos para llegar a un nivel de excelencia. Dependiendo de las manos que lo prueben puede ser considerado uno de los tapados de este mismo año, habiendo llevado a cabo una historia profunda e interesante. La salida de una segunda parte llevando a cabo lo aprendido en esta puede hacer que salga algo decente, incluso podríamos de una IP consistente.

Los Japoneses nos regalan de rebote un juego entretenido y con una historia que da que pensar, quien sabe… tú podrías ser un hijo del éter.

Pros

  • Gran historia y argumento
  • Jugabilidad fluida
  • Abundancia de jefes
  • Despiece de enemigos

Contras

  • Sistema de reconocimiento de voz algo inconsistente
  • Multijugador de relleno aunque entretenido

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Una respuesta a «Análisis: Binary Domain»

  1. Me ha gustado mucho el análisis Fran, y sobre todo me ha dejado con muchas ganas de echarle el guante al juego despues de todo lo bueno que has contado sobre él. 8)

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