He tenido el privilegio de sumergirme en el maravilloso mundo de clásico de Pax Augusta. Una experiencia de construcción urbana que me ha transportado directamente al corazón del Imperio romano.

Un ambicioso proyecto, desarrollado por una sola persona, Roger Gassmann, y editado por Senatis, que ha logrado algo extraordinario con tan pocos recursos, el recrear no solo la arquitectura y política de la Roma clásica, sino implementar y dar a conocer el espíritu contradictorio de una civilización que fue tan avanzada como brutal. Una apuesta romana llena de fidelidad y una profundidad que no había visto llegar a estos limites desde hacía bastante tiempo.

Entrando en los conceptos base. Deciros que me ha encantado desempeñar el papel de un gobernador romano, encargado de levantar una ciudad desde sus cimientos hasta convertirla en una metrópolis digna del favor imperial. Y es que el juego me ha ofrecido dos modos claramente diferenciados: una campaña con narrativa histórica inspirada en los textos de Tácito, y un modo sandbox donde he podido desplegar toda mi creatividad sin restricciones. Viendo como en ambos casos, el objetivo ha sido el mismo; equilibrar y dar sentido a la expansión urbana, satisfacer a los ciudadanos, y tener clara nuestra supervivencia política.

Análisis de Pax Augusta

Todo ello bajo unas mecánicas que se han basado en una gestión detallada de recursos, rutas comerciales e infraestructura, incluyendo desde viviendas humildes hasta monumentos realmente colosales. Eso sí, sin dejar a un lado el tener que lidiar con eventos inesperados como; plagas, incendios, o disturbios, que me han forzado a improvisar bajo presión. Pero sin lugar a duda, lo más interesante ha sido el vínculo con el poder central de Roma. Disfrutando y sufriendo a la vez, como los emperadores han influido directamente en mis decisiones, recompensándome o castigándome según sus caprichos, que ha creado unas situaciones muy atractivas al sistema de juego.

Análisis de Pax Augusta

Lo que más me ha impresionado de Pax Augusta ha sido su compromiso con la autenticidad histórica. Gassmann ha capturado con precisión milimétrica la estética de las ciudades romanas. Desde los foros hasta las termas, todo ha sido construido con base en investigaciones reales. Haciéndome sentir como cada calle tenía una razón de ser, y cada edificio, una historia detrás.

Análisis de Pax Augusta

Otro punto a destacar ha sido la riqueza estratégica del juego. No se ha tratado simplemente de colocar estructuras, sino de pensar en sus funciones, su simbología y su integración con el entorno. Cosa que me ha llevado a meditar y diseñar las diferentes redes tanto de caminos como de agua, o saber gestionar a una población dividida en clases sociales muy marcadas. Cosa que como no podía ser menos se va a ver reflejado especialmente en los esclavos, a los cuales les he debido asignar tareas básicas; para satisfacer a esos patricios, y sus preciosas villas con comodidades específicas llenas de lujos. Viendo en general como esta forma de ver la sociedad y diferenciación de esta, enriquece enormemente la experiencia.

Análisis de Pax Augusta

Además, la narrativa de la campaña me ha parecido especialmente lograda. Al basarse en fuentes clásicas, las misiones me han metido de lleno en su actividad diaria, su concepción cultura, y ante todo en una densidad política que rara vez se ve en el género. Habiendo sentido como mis decisiones tenían un peso real en el devenir del imperio, algo que pocos city-builders consiguen transmitir.

Sin embargo, Pax Augusta no ha estado libre de problemas que tengo que destacar. Lo más evidente ha sido la falta de dinamismo en la vida urbana. Y aunque las ciudades han sido visualmente coherentes, la actividad de los ciudadanos me ha resultado poco natural y demasiado rígida. Viendo como sitios como las plazas vacías que se llenaban de golpe, o teatros sin vida que sin venir a que se llenaban, quitaban realismo a un juego que justamente busca eso.

Análisis de Pax Augusta

Por otro lado, la interfaz también me ha resultado poco intuitiva en algunos momentos. Destacando ciertos menús que no me parecen bien organizados, y algunas funciones esenciales, como la asignación de trabajadores o la gestión de impuestos, han requerido demasiados clics o búsquedas innecesarias. Además, a esto hay que unirle que he sufrido cuelgues al cargar partidas y cierres inesperados que, si bien no han sido constantes, han empañado una experiencia que por lo demás es muy absorbente.

Análisis de Pax Augusta

En cuanto al apartado visual, he notado cierta repetición de modelos arquitectónicos y una paleta cromática algo monótona. Si bien entiendo que la uniformidad urbana forma parte del diseño romano, hubiera agradecido más variaciones para distinguir con mayor claridad distintos barrios o regiones, y ante todo un mejor trato a la hora de la optimización de un producto que hace sufrir al ordenador con algo que no es tan potente.

Análisis de Pax Augusta

Pax Augusta ha sido una de las experiencias realmente inmersiva, y de las más notorias que he vivido dentro del género de construcción en esta época histórica. He sentido que cada decisión, cada vía pavimentada y cada estatua erigida, formaban parte de un todo coherente y exigente. Y es que a pesar de sus limitaciones técnicas, el juego ha demostrado tener una ambición sincera y una ejecución más que notable para tratarse de un desarrollo unipersonal.

Sin lugar a duda he admirado su rigor histórico, su complejidad estratégica y su buena narrativa. Demostrando que ha sabido que hacer dentro de un panorama donde muchos títulos se limitan a ofrecer escenarios genéricos sin alma. Cosa que no pasa en este Pax Augusta, el cual ha apostado por una Roma real, con todas sus luces y sombras. No ha edulcorado la historia, y eso le ha dado un valor añadido que tengo que remarcar en este análisis. Y con ello dejar claro que si eres amante de la historia romana, o simplemente buscas un city-builder profundo, exigente y distinto, este juego merece toda tu atención.

Código digital proporcionado por Plan of Attack

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