Mi mamá piensa que soy un bicho raro

Es que mi hijo está muy enganchado a los videojuegos, o como decían antiguamente… a los marcianitos. Es que mi hijo pasa horas y horas delante de una pantalla, sin salir de su habitación, te vas a quedar ciego, porque no sales un rato a jugar con tus amigos, etc

¡Solo un ratito más, porfa!

Esta son algunas de las frases hechas que el manual de padre y madre lleva en uno de sus temas principales, es decir, el tema de las adiciones que solo ven los padres sobre sus hijos, pero que ellos poseen del mismo modo y no quieren quitarse, pero bueno para eso nuestros abuelos tenían su manual.

Creo que queda suficientemente claro de que quiero hablaros hoy… de la prima de riego está claro… fuera de coñas ya, os quería hablar de eso que os he descrito en las primeras líneas de esta columna, esa fijación que tienen ciertas personas con que el pasar varias horas delante de un videojuegos es algo maligno, y pasar muchas horas delante de la televisión viendo Tele 5 o leer todos los libros de Dan Brown es algo bueno, e incluso muy productivo.

Seguro que todos habéis sido criticados, castigados mentalmente por vuestros familiares más cercanos, pero la duda me corroe por dentro, y me pregunto, ¿Por qué esa demonización hacia que pasemos 2 o 3 horas delante de una pantalla, jugando a algunas de las obras maestras que existen en el mundo de los videojuegos?, ¿Por qué si es bueno estar delante de un libro, de la televisión, de la radio, y no delante de un videojuego?

Todo depende de la mala, y endemoniada visión social que recae sobre los videojuegos, que hacen que los niños maten a sus padres con katanas por jugar a juego de rol japonés, o que un niño americano masacre a medio instituto estadounidense, y la policía al llegar a su casa, encuentre en su estantería un maravilloso cd con algún juego bélico.

Recuerdo cuando era un chavalín, que un día viendo un poco violento telediario, entre matanzas en la antigua Yugoslavia, atentados de ETA, y algún que otro poco violento asesinato, apareció una noticia donde un juego de conducción, al cual podremos un nombre random… Carmageddon… permitía atropellar gente, animales, y demás objetos con posible chispa de vida virtual, y además no era solo atropellar porque sí, si no que eso nos daba puntos para superar las diferentes fases y carreras. En ese momento el silencio se hizo en el salón, ya que la tragedia se mascaba, un simple giro de  cabeza hacia mi persona, me hizo que una enorme gota de sudor recorriera mi rostro, el telediario le había transferido al cerebro de mi madre que eso era algo terrible, que había un juego que mataba gente, si sí un juego, no le había afectado los cientos de muertos en Yugoslavia, o el atentado de ETA, pero eso sí… cuanto menos curioso… por cierto para el que lo quiera saber, si sí tenía el juego, y si sí, hubo alguna que otra palabra subida de tono por ambos bandos.

A mí no me produjeron ningún trastorno severo...

Pero, ¿por qué esta reacción?, ¿a que es debido?… no me queda más que pensar otra cosa que esto es falta de conocimiento sobre el sector, sobre el trabajo que hay detrás de cualquier videojuego, sea de la temática que sea, y sobre las autenticas maravillas a nivel de los mejores libros y películas que existen, siempre cada uno desde su forma de expresarse.

No creo que sea una conspiración internacional en contra de este sector, entre las asociaciones de padres del mundo, no creo que sea la lacra del mal rendimiento escolar y de la falta de valores de la juventud, o una unión comercial por parte de otras industrias como el cine o la literatura por quitar del medio a su máximo competidor… sencillamente es un sector que se le ha marcado con una cruz desde el principio, como a cualquier reducto se ha marginado, como a cualquier novedad en principio se le ha puesto mil trabas, pero no os preocupéis y dadle tiempo al tiempo, el cual poco a poco va llegando y sorprendiéndome con imágenes que jamás esperaría haber visto tras tan crueles críticas hacia nuestro amado hobby. En los últimos años he visto ante mis ojos, a mi padre terminarse juegos, a mi madre utilizar sensores de movimiento, o a mi suegro pedirle que le consiga nuevos juegos para su consola portátil, incluso tenerlos que despegar de sus consolas casi a base de golpes.

Los años pasan, y como pasó con la literatura y el cine, las cuales en su momento fueron casi  señaladas como representaciones del diablo en la tierra, el videojuego terminará siendo lo más habitual del mundo, y nuestras futuras generaciones no deberán de sufrir el ser señalado como unos bichos raros por sus propias familias y amigos, si no que los raros serán los que pierdan el tiempo viendo lo lamentable que es la programación televisiva o leyendo el último libro de niños vampiros enamoradizos.

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3 respuestas a «Mi mamá piensa que soy un bicho raro»

  1. El articulo me parece maginifico, una recreacion perfecta de la vida de cualquier videojugador. Los videojuegos son ideas, al igual que un escultor tiene una idea y la plasma en su figura, un pintor en su cuadro y un arquitecto en su edificio, los creadores de Rapture o Hyrule tuvieron el sueño de mostrar al mundo su idea, plasmada en una obra de arte.

  2. Sólo una vez me han llamado la atención por Gears of war, casualmente entró mi padre cuando estaba haciendo una ejecución, ya saben, sólo hizo un gesto, quizás de desagrado o de nostalgia, o ambos, añorando que en sus tiempos de Street Fighter eran diferentes.

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