Por suerte o por desgracia, he vivido el auge y caída del género de la estrategia en tiempo real, y pocas veces he sentido que un nuevo lanzamiento conectara con aquel espíritu de fuego y acero que definió los años noventa.

Por ello, y sin ningún miramiento, me he tenido que poner a los mandos de Tempest Rising, el juego desarrollado por Slipgate Ironworks y publicado por 3D Realms, presentan una curiosa propuesta de corte clásico pero adaptada a los dias que corren, escondiéndose tras una carta de amor al género, la cual se forja con respeto y nostalgia, pero también con intención de evolución y adaptación a los nuevos jugadores.

Una juego de estrategia que nos lleva a una Tierra alternativa devastada por una guerra nuclear. Sabiendo proponer y combinar la estructura clásica del RTS con toques de modernidad y asimetría, ofreciendo una grata experiencia que tras muchas horas de juego me ha terminado enamorando y tocando esa fibra sensible que todo buen viejuno comandante de tropas virtuales se merece.

Como ya os vengo diciendo, Tempest Rising propone una fórmula bien conocida pero también bien afinada. Es decir, todo lo que un buen RTS tiene como base; recolección de recursos, construcción de bases, producción de unidades y control del mapa. Como veis, hasta ahí, el ADN de cualquier RTS canónico.

Análisis de Tempest Rising

Pero a todo ello se le introduce detalles que lo enriquecen y amplían esa base de conceptos clásicos. Aquí entran detalles como que cada facción tienen sus características y potenciales propios, tanto en su economía como en sus doctrinas tecnológicas y habilidades especiales. Viendo como por ejemplo, la GDF ha apostado por la vigilancia y el control del terreno mediante inteligencia táctica; o otra como la Dynasty, ofrece un enfoque más dinámico, con tecnologías móviles, refinerías nómadas y una arquitectura que premia la eficiencia agresiva.

Todo ello planteado bajo una serie de campañas con variadas y amplias misiones, que se une además a los modos escaramuza y multijugador, los cuales amplían y aportan infinidad de horas de juego a la experiencia. Destacando en todo esto un buen trabajo en lo que al diseño de mapas se refiere, y una IA sorprendentemente competente, cosa que nos irá llevando a toda clase de situaciones y concepciones estratégicas.

Análisis de Tempest Rising

Sin lugar a duda, lo que más me ha gustado de Tempest Rising, ha sido su compromiso y buen trabajo con la asimetría real entre facciones. Y es que no se plantean como un simple cambio estético o de unidades. Cada bando ha exigido una mentalidad distinta, donde veremos como en algunas se premia y explota la exploración, el sabotaje y el control del flujo de información, y en otras más el potencial beligerante y más directo, sin mediar demasiada palabra. Unas ventajas tácticas que dan sentido y añaden una capa estratégica interesantísima.

Análisis de Tempest Rising

Por otro lado, me ha encantado con su flexibilidad y variedad de caminos. Aquí destaca el el sistema de planes; logística, combate y seguridad, los cuales permiten alternar entre estados que potencian la economía, la producción, o la ofensiva, todo en tiempo real. Todo ello unido a la parte estructural, donde la posibilidad de transformar edificios y unidades según el contexto refuerza ese carácter de variabilidad tan bien planteado.

Análisis de Tempest Rising

Tampoco puedo dejar de destacar que técnicamente, el juego me ha sorprendido. Y es que esas bases con Unreal Engine como motor, hacen que los escenarios exhiban efectos meteorológicos creíbles y una iluminación cuidada. Y es que pese a no ser una superproducción gráfica, el título mantiene un rendimiento estable, incluso en situaciones de combate masivo, sin perder una pizca de su calidad den sus diferentes unidades y edificaciones. Todo ello bien rodeado con un buen y potente apartado sonor. Donde los efectos beligerantes, y la musicalidad, le dan sentido y ritmo a cada momentos.

Análisis de Tempest Rising

Eso sí, algunas animaciones de unidades me han parecido toscas y carentes de personalidad. Si bien el conjunto ha funcionado bien a nivel visual, ciertos elementos me han resultado genéricos, sin la identidad y carisma que otros RTS han sabido imprimir a su ejército. Cosa que nos lleva a que las diferencias entre tropas, a nivel estético, sea un probelma cuando hay muchas en pantalla.

Análisis de Tempest Rising

Además, el equilibrio entre facciones ha presentado algunos desajustes. Destacando y dando mayor ventaja las cualidades de movilidad y versatilidad, que los enfoques más tácticos, sobre todo en escaramuzas rápidas. Cosa que por desgracia se une a una curva de aprendizaje desigual que podría desalentar a los nuevos jugadores dentro de este género.

Análisis de Tempest Rising

Por último, aunque la estructura de las campañas ha sido funcional, la narrativa ha quedado algo difusa. Y pese a que a base de cinemáticas han intentado dotar de peso a la historia, el guion y la dirección carecen del carisma necesario para dejar huella y hacernos mostrar interés por la historia. Una pena, ya que el mundo prometía tanto en lo conceptual, viendo como la falta de profundidad argumental lo tira por tierra una buena oportunidad.

Análisis de Tempest Rising

En conclusiones, deciros que he disfrutado mucho Tempest Rising gracias a saber plasmar en mi mente una mezcla de entusiasmo y nostálgico. Y es que este no ha sido solo un homenaje a los grandes RTS de antaño, sino un esfuerzo más que sincero por recuperar una forma de jugar que parecía relegada al pasado. Y que saca de las profundidades una serie de sistemas que se echaban de menos, y que han terminado por ser lo bastante profundas como para exigir comernos la cabeza, pero también lo bastante accesibles como para mantener la acción viva.

Tempest Rising no ha pretendido ser revolucionario, dentro de su clasicismo, y tal vez ahí está su mayor virtud. Ha sabido quién quería ser, a qué público se dirige, y qué herramientas necesita para cumplir su misión de atraparnos a los amantes de la buena estrategia en tiempo real.

Código digital proporcionado por Best Vision PR

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