La resistencia fluye entre cartas y mechas
No paramos de seguir llenando este mar tan maravilloso de los roguelikes indie. Donde no es raro ver cómo cada semana parece surgir una nueva mezcla de cartas, turnos y muerte permanente. Y está vez no he podido dejar de destacar uno en especial, StarVaders.
Una experiencia de esas que no te esperas, con la que me he terminado encontrando con mucho más que uno de esos juego que combina estrategia en cuadrícula con mecánicas de construcción de mazos. Me he encontrado pilotando mechas gigantes, creando sinergias bastante sorprendentes entre cartas, y plantando ciertos matices de tensión en curiosas situaciones de combate. Así que solo puedo decir que me lo he pasado genial, me he divertido mucho, e incluso me he enganchado a una de las más curiosas propuestas dentro del género que he vivido últimamente.
| FECHA LANZAMIENTO |
| 30 ABRIL 2025 |
| DESARROLLADORA |
| Pengonauts |
| DISTRIBUIDORA |
| Joystick Ventures Playworks |
| PLATAFORMAS |
| PC |
| VESIÓN ANALIZADA |
| PC |
| VALORACIÓN |
| 9 |

¿De que va todo esto?
La premisa de StarVaders es tan sencilla como su jugabilidad. Y que este nos mete en el contexto y la situación donde los alienígenas han invadido la Tierra y solo nuestros mechas, cada uno con su piloto especializado, pueden detenerlos. A partir de ahí, comienza el pilotaje de diferentes máquinas de guerra en un tablero vertical que me recuerda a los clásicos bullet hell, pero aquí encontrado como cada movimiento se hace por turnos, y como todas las decisiones están guiadas por un mazo de cartas que cambia constantemente.

Toca meter aquí un término que tendremos que manejar, el calor que genera cada vez que utilicemos la carta. Y con ello, el término de disipación, que lo contrapone, y nos lleva a unas bases estratégicas bien planteadas a la hora de evitar que los enemigos lleguen a las filas finales del tablero, donde la acumulación de desgracia puede significar el fin de la partida.
Para todo ello, el juego da la opción de retroceder en el tiempo con una especie de ficha especial, que añade una vertiente táctica ante el posible fracaso y la experimentación. Haciendo que cada partida nos acerque a diferentes actos progresivos, con combates aleatorios, eventos inesperados, tiendas, mejoras y jefes que te obligan a replantear la estrategia una y otra vez.

Los detalles más y menos interesantes
Como ya os digo, he disfrutado mucho de la variedad de opciones y situaciones que ofrece StarVaders. Y es que este no solo presenta una amplia gama de pilotos y mechas, sino que también ha creado una curva de progresión muy agradecida y bien pensada a la hora de motivarnos. Haciendo que cada piloto tenga habilidades únicas que transforman completamente la forma de jugar. Mientras que cada mecha define el estilo de combate y el tipo de cartas que puedes usar. Todo ello nos lleva a medir, plantear, e incluso experimentar, con diferentes tácticas en cada partida, cosa que lo hace muy variado y adaptable a cada jugador.

Quiero aquí destacar su particular sistema de combos, algo complejo de realizar, pero donde dejan claro el buen trabajo y la profundidad que posee este StarVaders. Todo ello se ve reflejado en la forma en que las cartas interactúan, en los artefactos que alteran comportamientos variopintos, o cómo una simple mejora puede cambiar totalmente la utilidad de una carta común. Sin lugar a duda, un genial planteamiento y una amplia variabilidad de situaciones y acciones como juego de estrategia

Todo ello nos acerca a una gran rejugabilidad. Y es que es imposible tener dos partidas iguales. Y es que desde los modos de desafío, pasando por las partidas diarias, hasta los desbloqueos permanentes y la constante posibilidad de descubrir nuevas sinergias, nos van motivado a una y otra partida más.
Visualmente, StarVaders ha optado por un estilo muy llamativo y casi caricaturesco, que recuerda a series animadas de principios de siglo. Sin duda una estética simpática y clara, que mejora mucho la accesibilidad del juego. En cuanto al sonido, este ha logrado un buen equilibrio entre lo épico y lo desenfadado, acompañando tanto las partidas rápidas como los momentos más intensos con una buena musicalidad y variados efectos de sonido, que llenan de vida el tablero de batalla.

A pesar de todo, StarVaders no es perfecto. A veces he sentido que el sistema de progresión es demasiado influyente al inicio, tardando en desbloquear las mejores cartas, sinergias y pilotos. Lo que hace que las primeras horas se sientan un poco limitadas, especialmente si uno ya tiene experiencia en el género. Cosa en la que también influye esa concepción casi de suerte y azar que posee cualquier roguelike, al que tenemos que hacernos a la idea.
Por último, la historia, aunque es simpática y te hace sonreír, se ha quedado un poco en segundo plano. Y es que StarVaders tiene personajes carismáticos y un mundo con potencial, pero no ha aprovecha del todo la oportunidad de contar algo más significativo o profundo. Habiéndome dejado con con ganas de conocer mucho más de este universo y sus personajes.





Conclusiones
En conclusión, StarVaders es una de esas gratas sorpresas que realmente sobresale entre el resto de producciones. Un juego con unas bases muy sólidas y bien plateadas, y unas mecánicas ágiles, adictivas y generosas en contenido. Destacando lo variado que puede llegar a ser. Donde Cada partida es algo totalmente nuevo entre estrategias, sinergias, nuevos desbloqueos, y alguna que otra muerte.
Un juego ha sabido captar a la perfección los elementos claves de los géneros que combina, y con ello, ha logrado encontrar su propio espacio entre ellos. Una experiencia que aporta mucha diversión, hacer reír, es bonita gracias a su propio estilo, y se siente ágil, apetecible, cruel, y agradecida, ante cualquier momento que pasamos ante él.
Sin duda una de las experiencias indies roguelike más pulidas y disfrutables que me he encontrado últimamente. Y es que no hay nada como subirse a un mecha, barajar unas cuantas cartas, y salvar el mundo de una terrible invasión alienígena una vez más.





