Desde que salió al mercado el genial Crypt of the NecroDancer, no me he vuelto a topar con otro juego del corte rítmico tan original e innovador como esa pequeña joyita. Y es que gracias a su divertida mezcla entre roguelike y mecánicas musicales, terminó por romper un mercado bastante estancado dentro de este tipo de género.

Por ello, años después con el anuncio de Rift of the NecroDancer la ilusión se vino arriba. Y como ya leeréis en estas lineas consigue tomar el relevo, llevando la experiencia a un terreno más convencional, pero sin perder la esencia rítmica, ni el carisma de Cadence, su heroína esquelética.

Eso sí, esta nueva entrega se aleja de las criptas sombrías, y adopta un enfoque más accesible y moderno, recordando en ciertos momentos a clásicos guitarreros, pero sin sacrificar su alma. Así que toca enfrentaros a un genial spin-off que, lejos de ser un simple apéndice, se convierte en una nueva joya de este universo musical, que os aseguro que os va a hacer moveros al ritmo en vuestro sillón.

La idea central de Rift of the NecroDancer se basa, como bien dice su título, en poner sobre el terreno una serie de rift ritmicos en combates musicales en carriles donde el jugador debe sincronizar cada movimiento y pulsación con la música mientras enfrenta a hordas de enemigos. Por tanto cada canción se convierte en un campo de batalla meticulosamente estructurado donde los enemigos representan notas musicales que avanzan por carriles al compás de la melodía, y presentando patrones únicos que deberemos aprender, memorizar y contrarrestar.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Estos nos mete de lleno en una campaña principal se divide en niveles diseñados para que vayamos entrando en las mecánicas de forma progresiva. Y que se culminan con enfrentamientos contra jefes que requieren reflejos, ritmo, y mucha paciencia. Además, hay minijuegos rítmicos que aportan variedad mecánica y un Modo Remix, donde cada canción se reinterpreta de manera procedural, asegurando una rejugabilidad infinita. Además, para los más competitivos, hay desafíos diarios con puntuaciones globales, y la opción de crear niveles personalizados con sus propias pistas.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Como ya os imagináis, la música es, sin lugar a dudas, el alma de Rift of the NecroDancer. La banda sonora, creada por auténticas leyendas como Danny Baranowsky, Jules Conroy y Alex Moukala, no solo es increíblemente pegajosa, sino que se entrelaza de manera impecable con la jugabilidad. Cada ritmo, cada cambio de tempo y cada melodía se reflejan de una forma genial en cómo se comportan los enemigos. Planteando una conexión entre la música y las mecánicas, que hace de cada canción en una pequeña experiencia donde todo gira en torno al ritmo.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Aquí tengo que destacar el diseño de niveles, el cual brilla por su claridad y su habilidad para enseñar sin necesidad de palabras. Una progresión donde las primeras canciones presentan enemigos básicos, y a medida que avanzamos, los patrones se combinan y se vuelven más complejos de forma natural. Sin duda una curva de aprendizaje perfectamente ajustada que recompensa tanto la experimentación como la perseverancia.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Tampoco quiero dejaros de hablar del Modo Remix y los desafíos diarios, que llevan la experiencia a otro nivel, ofreciendo contenido fresco de manera constante. Además, la opción de crear tus propios niveles con música personalizada abre la puerta a una comunidad activa y creativa, asegurando que el juego tenga una vida útil más allá de la campaña principal. Además, la accesibilidad del juego es notable, pudiendo reducir la dificultad en cualquier momento sin penalización, siendo una decisión bastante inteligente por parte del estudio, ya que prioriza la diversión sobre la frustración que puede generar en algún momento.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Y es que a pesar de que la jugabilidad de Rift of the NecroDancer es bastante sólida, no está libre de mínimos fallos que no puedo dejar pasar. Como puede ser el caso de que algunos menús ocultan funciones clave de una manera poco intuitiva, lo que puede frustrar a los jugadores que no tienen tanta paciencia.

Además, si hablamos de su curioso apartado narrativo, pese a ser divertido y original, tiene un final que se siente un poco abrupto y te deja con ganas de más; y es que después de todo el despliegue musical y mecánico que tiene la aventura, uno esperaría un clímax más elaborado le hubiera puesto la guinda a un paste que tiene mucho que decir.

Análisis de Rift of the NecroDancer

Por cierto, en cuanto a la dificultad, hay momentos que pueden parecer injustos, especialmente en los desafíos generados de forma procedural, donde el diseño no siempre está a la altura del contenido principal. Unos desajustes que pueden romper brevemente la armonía del juego, aunque rara vez afectan la experiencia general.

En conclusión, deciros que Rift of the NecroDancer logra ser algo que muy pocos spin-offs. Este se mantiene fiel a su legado, mientras explora nuevas formas de expresión. Y es que pese a cambiar las mazmorras por pistas musicales, no solo se ha mantenido el carácter de la saga, sino que se ha reforzado y se ha vuelto más accesible. Todo ello para plantear una jugabilidad realmente adictiva, que se ve atada a su brutal y electro-rockera banda sonora, y a una variedad de modos que hacen de esta entrega una verdadera celebración del ritmo y de el buen hacer con unas mecánicas de un juego.

Una propuesta potente, accesible, y bastante desafiante, que invita tanto a los veteranos como a los recién llegados a dejarse llevar por el compás. Y con ello haciendo de este Rift of the NecroDancer no solo un genial retorno del universo, sino una experiencia que tiene su propio compás, y un estilazo que lo hace una joya única.

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