Llega el momento de enfrentarme al análisis de una de esas experiencias donde el simulador de vida y los RPG de acción se cruzan con verdadera armonía y mucho amor. Para ello me pongo al frente de nuevo y peculiar Rune Factory: Guardians of Azuma, un nuevo spin-off de la ya veterana saga Rune Factory, que deja atrás los campos tradicionales de Norad para sumergirnos en las ruinas de Azuma, una tierra inspirada en la mitología y estética del Japón clásico. Y todo ello bajo un gran objetivo y una peculiar promesa; el devolver la esperanza a un mundo roto mediante la exploración y el combate, y como plato fuerte, la agricultura y el atractivo manto de una danza ritual.

Un curioso y particular juego, que termina por proponer un sorprendente híbrido que, sin ser perfecto, consigue sorprender muchísimo y plantar sobre el terreno un producto lleno de personalidad.

Guardians of Azuma se construye sobre tres pilares fundamentales, que lo hacen tremendamente divertido y variado; el combate en tiempo real, la gestión agrícola y la reconstrucción de aldeas. Para ello tendremos que elegir entre dos protagonistas, y despertar un mundo devastado por el Colapso Celestial, una catástrofe que ha dispersado fragmentos de tierra y disuelto el equilibrio natural. Para ello, y a través del poder de los danzaterras, una disciplina espiritual que combina movimiento y magia, se nos propone restaurar el flujo de runas y devolver la vida a las estaciones perdidas.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Un juego que se propone, basa y evoluciona a través de diferentes misiones narrativas, variados encargos secundarios, y variopintas tareas comunitarias y sociales. Haciendo y dándonos a conocer cada una de las cuatro aldeas estacionales, y con ellas ofreciéndonos atmósferas y culturas distintas, que se ven reflejadas en sus festivales, personajes y estilos arquitectónicos.

Un amplio mundo donde no solo cultivamos y recolectamos, sino que también la construcción de infraestructuras, el reclutamiento de habitantes, y la purificación de zonas corrompidas por una plaga llamada blight, serán algunas de las muchas posibilidades que tiene está aventura. Todo ello unido a una clara vertiente rolera donde las armas y habilidades crecen con el tiempo, y los vínculos con los aldeanos se traducen tanto en beneficios prácticos como en líneas narrativas opcionales, que incluyen hasta romances.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Entrando en puntos más concretos y únicos. Uno de los primeros y más interesantes es el que nos lleva a la ingente libertad con la que se nos permite alternar entre sus sistemas. Dándonos opción de centrarnos en cultivar, liderar incursiones en mazmorras, o incluso diseñar y construir una aldea. Una flexibilidad otorga ritmo y variedad a una experiencia que fácilmente podría caer en la rutina.

Además, la estructura fragmentada de Azuma, la cual se divide en islas flotantes y biomas con características estacionales, no solo estimulan y motivan a la exploración, sino que además refuerza esa sensación de progreso y evolución del entorno gracias a nuestras acciones y actos.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Por otro lado, el sistema de combate, sin ser revolucionario, introduce mecánicas suficientes para mantenerse fresco y divertido. En el que tengo que destacar la inclusión de herramientas elementales, los esquives precisos, y la posibilidad de formar un escuadrón, lo que termina por dotar profundidad y estrategia a los diferentes enfrentamientos, especialmente en niveles avanzados. A esto se suma una dirección artística realmente bonita, con personajes expresivos, paisajes serenos y una banda sonora que realza la ambientación, y da sentido y ritmo a cada una de las situaciones.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Por cierto, el apartado social también merece reconocimiento. Y es que las interacciones con los aldeanos aportan color, vida y humanidad al mundo. Creándose particulares subtramas románticas, acercándonos a momentos cotidianos, y haciéndonos disfrutar de pequeñas celebraciones comunales, las cuales construyen un tejido que enriquece la experiencia y al propio mundo que nos rodea.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

No obstante, Guardians of Azuma tiene ciertos detalles que no me terminan de llenar. Por un lado está el diseño de enemigos, el cual acusa una preocupante falta de variedad. Encontrando como muchas criaturas son simples recolores o repeticiones con ligeras variaciones de comportamiento. Especialmente sangrante es en las batallas más épica contra jefes, que acaban resultando predecibles incluso en su puesta en escena.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

En el caso como el mio de haberlo jugado en Switch, deciros que el rendimiento técnico también plantea limitaciones. Aunque el juego se mantiene estable en solitario, las animaciones se ralentizan en situaciones más exigentes y el pop-in de personajes resta inmersión en escenarios más abiertos. Así que si tenéis posibilidad de hacerlo en PC o en Switch 2, lo vais a disfrutar mucho más.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Por último, algunos sistemas; como la purificación de zonas infectadas o la gestión de inventario, tienden a la repetición de mecánica. Y si bien cumplen su función, no evolucionan lo suficiente a lo largo de la partida, lo que puede erosionar la sensación de descubrimiento, y terminar por volverlo demasiado mecánico y repetitivo, o en el caso de la interfaz, hacerse algo engorrosa en ciertas acciones.

Con el lanzamiento de Switch 2, se ha lanzado tanto una versión completa en cartucho del juego, como un paquete de mejoras para los que tengan la edición de la primera Switch. Y en estas lineas os quiero dar a conocer lo que supone pagar estos diez euros más si os hacéis con el paquete o si tenéis duda entre que versión escoger.

Por lo que respecta a la versión para Nintendo Switch 2 de Rune Factory: Guardians of Azuma, deciros que esta no se limita a una simple subida de resolución. Esta incorpora varios ajustes que apuntan directamente a mejorar la jugabilidad y la inmersión:

Lo que más salta a la vista son las mejoras en resolución y la tasa de fotogramas más alta no solo embellecen el mundo, sino que también hacen que las animaciones de combate y la exploración se sientan más naturales y reactivas.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Por otro lado los Joy-Con 2, toman ciertas funciones extras. Y es que estos poseen la compatibilidad de usar su funcionalidad tipo ratón aporta una precisión inusual en consolas, sobre todo útil para la gestión y construcción de aldeas, algo clave en este spin-off más estratégico.

Respecto al contenido exclusivo. Se ha realizado la inclusión de nuevos tipos de armas (como arcos y talismanes) y habilidades amplía las posibilidades de combate. Además, las mejoras en festivales y eventos añaden profundidad al calendario del juego, lo que refuerza la sensación de vida y rutina en el mundo de Azuma.

Análisis de Rune Factory: Guardians of Azuma

Sinceramente si merece la pena hacerse con esta versión o paquete, especialmente si eres nuevo en la saga o piensas jugarlo a largo plazo. Y es que esta mejora la base del juego original y añade contenido muy atractivo sin alterar su base jugable. Así que para quienes ya poseen la versión estándar, la actualización podría justificarse solo si se valora mucho la fluidez técnica y las nuevas posibilidades de control. En cambio, para los nuevos usuarios de Switch 2, esta versión es claramente la definitiva.

Por cierto, recordad que los amigos de Meridiem Games han puesto a la venta una edición física para todos aquellos amantes del coleccionismo.

En conclusión, Rune Factory: Guardians of Azuma logra algo que siempre es difícil de hacer, el integrar múltiples sistemas sin que ninguno se sienta de más ni excluido. Y es que su mayor virtud reside en ser capaz de ofrecer una experiencia accesible, densa y personalizable, siendo capaz de adaptarse al estilo de juego de cada usuario, y dejarlo con la libertad de entrar más o menos en la experiencia. Su mundo, aunque limitado en lo técnico, se siente vivo gracias a los vínculos que uno establece con él, y su estructura narrativa que sabe dosificar de manera notoria el misterio, para mantenernos con el interés por las nubes.

Está claro que no es un título perfecto, pero sí uno que deja huella, y aporta mucho más de lo que me esperaba. Una experiencia realmente bien equilibrada, que entrelaza la acción, vida rural y esa narrativa tan particular, que terminan por convertir esta entrega toda una sorpresa y un punto de entrada ideal para nuevos jugadores, haciendo de este Guardians of Azuma apuesta que sabe como hacer bailar al ritmo de su propia música a casi cualquier amante de cualquiera de los géneros que lo forman.

Código digital proporcionado por Decibel PR

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