Pocas franquicias pueden jactarse de tener una historia tan rica y particular como la de Pac-Man. Y es que a lo largo de cuatro décadas, este icónico comecocos ha tomado muchas formas y conceptos que siempre recordaremos dentro de nuestra cultura videojueguil y fuera de ella.

Pero sin embargo, Shadow Labyrinth, la más reciente propuesta de Bandai Namco, lleva ese icono a a un terreno de lo más inesperado, el de los metroidvania; de corte oscuros, con toques de ciencia ficción y matices de narrativa existencial, una autentica sorpresa que no me había visto venir.

Eso sí, lo que al principio parece un experimento peculiar, se convierte rápidamente en una travesía interesante pero con ciertas irregularidades pero con mucha personalidad, que me ha sorprendido muchísimo dentro de esos matices jugables y concepciones que nunca me hubiera esperado de este personaje.

La propuesta de Shadow Labyrinth se presenta de manera muy clara desde el principio, llevar de nuevo a nuestras vidas las clásicas fórmula de un metroidvania, donde exploración y progresión no lineal a un mundo postapocalíptico de mezclan, eso sí, con una peculiar personalidad que le aporta cierta rareza.

En el juego controlamos al espadachín n.º 8, un guerrero solitario que es guiado por un orbe flotante llamado PUCK, mientras explora los restos de un planeta devastado por antiguas guerras intergalácticas. Encontrado como cada nueva área que descubrimos desbloquea caminos que requieren habilidades que aún no has adquirido, y que iremos poco a poco haciéndonos con ellas, es decir la más pura tradición metroidvania.

Análisis de Shadow Labyrinth

Todo ello detrás de un sistema de combate basado en; combo de tres golpes, esquivas, bloqueos y dos habilidades especiales que desbloquearemos con el tiempo. Donde tenemos que tener muy en cuenta detalles como la opción de consumir a los enemigos después de ciertas batallas clave, lo que nos proporciona mejoras temporales o permanentes. Todo ello bajo un diseño de niveles amplio y bien planteado, pero poco variado. Donde como no podía se de otra manera el siempre inteligente backtracking, la señalización ambiental, y algunos problemas de orientación, nos lleva a una experiencia bastante disfrutable.

Análisis de Shadow Labyrinth

Entrando en detalles más concretos, deciros que su inicio puede parecer un poco tímido y poco prometedor, pero Shadow Labyrinth se vuelve cada vez más interesante a medida que avanzas. Especialmente al llegar a la mitad de la campaña veremos como se desbloquean nuevas habilidades, entre ellas el gancho, que ciertamente que transforma la movilidad del personaje, permitiendo explorar nuevas rutas verticales más complejas, bajo ritmo más dinámico. También se introduce el clásico doble salto y aparecen los laberintos al estilo Pac-Man, reinterpretados de manera bastante creativa, donde se combinan; acción, plataformas y rompecabezas en fases muy arcade. Unos escasos segmentos que son realmente llamativos, y ante todo representativos, que son lo mejor del juego detrás de esta reimaginación.

Análisis de Shadow Labyrinth

Por otro lado, la dificultad tiene una progresión muy bien controlada. Donde los jefes requieren algo más que simplemente presionar un botón de manera constante, sino un replanteamiento de nuestras cualidades y habilidades. Además, la inclusión gradual de mejoras y la posibilidad de personalizar parte del estilo de combate abren pequeñas oportunidades para que los jugadores más pacientes puedan evolucionar hasta niveles bastante bien traídos.

Análisis de Shadow Labyrinth

Uno de los mayor errores de Shadow Labyrinth es su mal arranque. Y es que durante las primeras horas, la jugabilidad es demasiado simple y plana, los enemigos son repetitivos, y los escenarios no llaman para nada la atención. Y es que aquí entra el arte del juego, el cual recuerda a juegos indie de hace bastantes años; con texturas pobres, animaciones bastante rígidas, y una dirección artística que no sigue una linea demasiado clara. Además, se echa en falta una narrativa que dé sentido al viaje desde el principio, ya que el guion se mantiene vago, abstracto y mal dosificado, sin ofrecer motivos de peso para avanzar y tener interés en la historia.

Análisis de Shadow Labyrinth

Por cierto, aunque PUCK es esencial en la trama, rara vez impacta en la jugabilidad. Viendo y sintiendo como las diferentes apariciones jugables son casi anecdóticas, y su papel narrativo, por momentos, roza lo críptico sin la profundidad que intenta aparentar.

En definitiva, Shadow Labyrinth no está destinado a conquistar el podio de los metroidvania modernos, especialmente al lastre de un apartado técnico limitado, un diseño irregular, y ante todo, un inicio tan poco amigable que nos obliga a tener demasiada paciencia. Eso sí, cuando logra despertar, deja entrever destellos de originalidad que podrían haber dado forma a un juego mucho más notable, donde lo salva en ciertamente el carisma que posee.

Eso sí, tengo que destacar, que posee decisiones valientes en su planteamiento y momentos de con bastante inspiración dentro de su tramo final, que seguro que va a gustar mucho a todos aquellos que hayan disfrutado de grandes referentes del género, y busquen una experiencia distinta y particular. Sin duda una experiencia curiosa que seguramente con el tiempo será adorada o puede que olvidada, pero es de agradecer lo que ha planteado Bandai Namco.

Código digital proporcionado por TheGarage

NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS

Facebooktwitter