Tranquila estratégica con aroma a madera
Ya he podido disfrutar de la calma, la contemplación, la construcción y los juegos de tablero, de este precioso y curioso Let Them Trade. Y por ello, aquí os dejo todas mis impresiones de la grata experiencia que me ha dejado.
Y es que detrás de una propuesta que mezcla que es capaz de mezclar el ritmo relajado del maravilloso Dorfromantik con la profundidad estratégica de títulos como The Settlers, me he terminado enganchado a un planteamiento tremendamente bien traído.
Sin duda una propuesta, que bajo el desarrollo del pequeño estudio Spaceflower, no quiero que dejéis pasar. Ya que consigue capturar la esencia del juego de mesa sin renunciar a los matices de la simulación económica, consiguiendo un resultado que no me esperaba, y que con este análisis no lo dejéis pasar.
FECHA LANZAMIENTO |
24 JULIO 2025 |
DESARROLLADORA |
Spaceflower |
DISTRIBUIDORA |
Rockers’ Games |
PLATAFORMAS |
PC |
VESIÓN ANALIZADA |
PC |
VALORACIÓN |
8 |

¿De que va todo esto?
A primera vista, Let Them Trade se presenta como una simulación de comercio y expansión urbana en un entorno formado por losetas hexagonales. En el que nos dedicamos a construir ciudades, gestionar cadenas de producción, establecer rutas comerciales, y satisfacer las necesidades crecientes de distintas clases sociales, todo ello bajo ciertos automatismos de acción y gestión.
Poniendo sobre el tablero un buen número de carretas que se mueven solas, unos ciudadanos que trabajan de forma autónoma, y un sistema de comercio entre ciudades que se rige por una economía de mercado sorprendentemente compleja, en la que cada urbe gestiona su propio presupuesto y toma decisiones de compra o venta según precios variables y necesidades propias.

Todo ello llevándonos a una progresión que se articula a través de un sistema de investigación ligado al castillo, que permite desbloquear nuevos edificios y productos. Donde las ciudades no se expanden sin más, por lo que cada avance es realmente importante y necesario planificación para seguir el mejor camino, junto a saber coordinar un buen acceso a recursos concretos y a las necesidades logísticas para transportarlos. Y es que a medida que la población crece, también lo hacen sus demandas, que irán creciendo en cantidad, calidad y variedad según el estrato social. Siendo muy curioso cómo todo esto sucede en un tablero muy vivo y que sabe reaccionar a las diferentes decisiones.

Los detalles más y menos interesantes
Uno de los puntos que más me han gustado de Let Them Trade es su estilo visual. Y es que cada elemento parece tallado en madera, como si hubiera salido de una caja de juguetes. Un maravilloso tratamiento artesanal, que va más allá de la propia estética. Llevándonos de la mano de su atmósfera relajada, acogedora y visualmente minimalista, llena de colores y detalles. Destacando una interfaz clara, un ritmo está cuidadosamente medido, y una musicalidad y ambientación, que acompaña y nos mete de lleno en este mundo.
En lo jugable, destaca la forma en que el juego equilibra accesibilidad y profundidad. Y es que quien se acerca buscando una experiencia tranquila, encuentra un juego donde no existe la presión ni los agobios. Mientras que los quieran centrar la experiencia en la planificación van a toparse con un sistema económico profundo y ágil, donde el posicionamiento de las ciudades, el uso de los recursos y la optimización de los transportes generan un bucle estratégico tremendamente absorbente y divertido.

Además, el editor de mapas te da la oportunidad de crear escenarios personalizados, lo que realmente extiende la vida útil del juego más allá de su campaña un tanto modesta.
Por cierto, tengo que alabar el sentido del humor y la crítica sutil que inyecta de forma muy orgánica. Viendo como las misiones de la campaña se ríen de la pomposidad de la nobleza y de las decisiones absurdas de algunos líderes, introduciendo una narrativa que, aunque no es muy profunda, le da un toque especial. Un tono ligero, pero sin caer en lo simplón, es muy apreciado, ya que muestra sensibilidad sin recurrir a la caricatura fácil.

Eso sí, donde Let Them Trade realmente se queda corto es en su aspecto militar. Y es que con la inclusión de bandidos y caballeros parece más un guiño al juego que un sistema bien integrado. Todo ello llevándonos a unas batallas, que se resuelven con tiradas de dados, que no logran generar tensión ni ofrecen recompensas reales, y que terminan perder su atractivo tras unas pocas partidas.
Por otro lado, la inteligencia artificial de los comerciantes tampoco siempre brilla. En las primeras etapas del juego, puede ser frustrante ver cómo los transportistas se lanzan a recoger una sola unidad de madera, dejando de lado otras necesidades urgentes. Aunque son detalles menores y se pueden corregir, afectan la fluidez que el resto del juego logra transmitir tan bien.

En cuanto a la accesibilidad, se echan en falta opciones para jugadores con necesidades específicas, y algunos elementos de la interfaz que podrían beneficiarse de explicaciones más claras. También hay pequeños errores, como misiones que no se activan correctamente o diálogos que no coinciden con los retratos mostrados. Pequeños detalles que no arruinan la experiencia, pero que le quitan un poco de brillo al conjunto final.

Conclusiones
En definitiva, es una modesta pero notoria obra que propone desde el primer segundo una propuesta realmente solida y compacta. Y es que como juego de construcción relajado, con alma de juego de mesa y corazón de simulador económico, acierta de lleno en todo lo que aporta.
Demostrándose con este como simplicidad no está reñida con el diseño inteligente. Y es que cada partida fluye con mucha naturalidad, cada ciudad se convierte en un pequeño ecosistema que funciona por sí solo, y cada mejora se siente como repercute. Y aunque no todo funciona a la perfección, hay que reconocer que lo que ofrece lo hace con mucha convicción y amor.
Así que para todos aquellos jugadores que buscan una experiencia serena pero con mucha más profundidad de lo esperado, esteLet Them Trade se convierte en una alternativa realmente buena para esos ratos que nos apetece estar frente a un tablero digital, viendo cómo las carretas cruzan el mapa y los ciudadanos hornean pan en pequeñas casas de madera, sin prisas, y sin presión. Mientras disfrutamos de una maravillosa experiencia estratégica.
