Una obra que retoma su esencia ninja
Prácticamente ha pasado más de una década desde que pudimos disfrutar del último Ninja Gaiden, por lo que su regreso con una nueva entrega me ha hecho mucha ilusión. Una nueva aventura que no solo recupera su esencia, sino que se atreve a reinterpretarlas bajo unas concepciones frescas y realmente divertidas, y alejándose de las cinemáticas espectaculares y la acción tridimensional que marcaron la era moderna de la saga.
Ninja Gaiden: Ragebound apuesta por el desplazamiento lateral, la velocidad de reacción, y el pulso firme de los juegos de toda la vida, pero con la exquisitez que la técnica y el manejo de hoy aporta.
Con The Game Kitchen al mando, estudio sevillano responsable de Blasphemous, el resultado es una experiencia potente, divertida, y tremendamente despiadada, que saca lo mejor de la franquicia a relucir con un juego que se disfruta entre espadazos, saltos, y muertes.
FECHA LANZAMIENTO |
31 JULIO 2025 |
DESARROLLADORA |
The Game Kitchen |
DISTRIBUIDORA |
Dotemu |
PLATAFORMAS |
PC – XBOX ONE – PS4 – SWITCH – XBOX SX – PS5 |
VESIÓN ANALIZADA |
PC |
VALORACIÓN |
9 |

¿De que va todo esto?
Entrando en el mundo de Ninja Gaiden: Ragebound, me he encontrado con un juego de acción en 2D de desplazamiento lateral, donde el combate cuerpo a cuerpo, la movilidad acrobática y un sistema de progresión bien equilibrado son los protagonistas. Una frenética aventura, donde tomamos el control de Kenji Mozu, un aprendiz de Ryu Hayabusa, quien debe defender su aldea de una invasión demoníaca. A su lado, se une Kumori, una asesina del clan Black Spider, formando una alianza a través de una mecánica llamada Fusión Ninja, que nos permite alternar entre sus habilidades o combinarlas para crear efectos realmente devastadores.

Para todo ello, se introducen unas mecánicas principales que giran en torno al uso de armas bien diferenciadas; katana, kunai y habilidades especiales. Esto va unido a la importancia que tiene la lectura de los patrones enemigos, y una movilidad diseñada para encadenar toda clase de ataques y esquivas. Aquí tengo que destacar el Guillotine Boost, el cual permite impulsarnos al golpear enemigos o proyectiles, cosa que le añade verticalidad y un ritmo frenético a cada situación. Ademas se le suma un sistema llamado Hypercharge, el cual potencia ataques a cambio de recursos o sacrificando salud, lo cual dota a cada combate de una cierta dimensión táctica muy interesante.

Por su estructura y diseño, Ragebound se mantiene en el terreno de los niveles lineales, con caminos opcionales, desafíos secretos y una curva de dificultad ascendente que exige mucha precisión pero sin llegar a hacernos caer en la desesperación o en las muertes sin sentido.
Los detalles más y menos interesantes
Donde Ragebound realmente brilla muchísimo es en su sistema de combate. Y es que la respuesta de los controles es milimétrica, permitiendo que cada decisión; ya sea ofensiva, defensiva o de movimiento, teniendo un impacto y una respuesta muy bien medida. Cosa que consigue plantearnos una combinación entre agilidad, agresividad y riesgo, que convierte cada enfrentamiento en una coreografía frenética y necesaria de poner nuestros sentidos sobre ella.

El diseño visual es otro de sus grandes aciertos. Y es que The Game Kitchen planta ante nuestros ojos un pixel art precioso y muy detallado. Donde las animaciones de Kenji, la profundidad de los escenarios o el dinamismo de estos, consigue envolvernos y hacernos parte de su mundo. Viendo como cada nivel presenta bajo un entorno distinto y lleno de vida; que nos lleva desde aldeas incendiadas hasta rascacielos infestados de demonios, y lo hace con una dirección artística magnífica, la cual combina toda clase de efectos que fluyen de forma brutal por la pantalla.

Aquí entra el ritmo de juego, el cual mantiene una cadencia que no te deja respirar. Plantando una mezcla de exploración, combate y plataformas que está medida al milímetro, y aporta variedad a los desafíos, incluyendo para ello; jefes muy exigentes, misiones opcionales, y puntuaciones por nivel que nos motiva a rejugarlos.

Por cierto, me han gustado mucho dos detalles del juego. Por un lado, que haya momentos de control exclusivo de Kumori, centrados en plataformas cronometradas, los cuales aportan variedad al ritmo general. Y por otro lado, un modo difícil, desbloqueable tras completar el juego, que supone una recompensa ideal para quienes buscan una experiencia más cercana a los orígenes más sádicos de la franquicia.
Por último, la banda sonora acierta al fusionar instrumentos tradicionales japoneses con guitarras eléctricas, generando una ambientación sonora que aporta mucho ritmo, que inyecta tensión, y le da a todo un toque más épico. Todo ello bien mezclado con un potente trabajo de sonoridad y efectos.

Entrando en detalles que me han resultado mejorables. Está por un lado la parte de la narrativa, que si bien me parece funcional, la veo demasiado sencilla, y casi meramente contextual. Y es que esta rara vez aportan matices emocionales, y se echa de menos en ella un mayor desarrollo de personajes. Especialmente en lo que conlleva la relación entre Kenji y Kumori, que pese a su potencial dramático, se queda en un plano demasiado superficial que desaprovecha el interesante conflicto entre clanes.

Por otro lado, los jefes pese a su buen diseño base repiten patrones o aparecen más de una vez con escasas variaciones. Cosa que los hace demasiado repetitivos en ciertos momentos del juego. Y por último, los niveles de Kumori, que aunque aportan variedad a la experiencia. Me parecen que presentan una dificultad algo desbalanceada, y con ciertos repuntes, que nos hacen jugar más de memoria que con nuestra propia habilidad. Así que paciencia con ellos.





Conclusiones
En resumen, quiero deciros que este Ninja Gaiden: Ragebound demuestra que es totalmente posible revitalizar y traer a nuestros días una franquicia clásica sin traicionar sus raices, adaptándola de manera brillante a los conceptos actuales. Está claro que The Game Kitchen no ha intentado simplemente rehacer lo que ya funcionaba, sino que lo ha reinterpretado con su propio enfoque, fusionándolo con las sólidas bases y la experiencia que han adquirido a través de otros juegos. Y es que ha logrado crear un título intenso, frenético y realmente divertido, que captura la esencia del ninja moderno a través de espadazos, saltos y toda clase de movimientos ninjas.
Y aunque hay aspectos como la historia que no se profundizan y algunos combates que se repiten un poco, sus virtudes superan con creces esos detalles. Creándose por tanto una obra increíblemente pulida y poderosa, donde la precisión de sus controles, la elegancia de su diseño visual y sonoro, y la solidez de sus mecánicas, la colocan entre los mejores juegos de acción bidimensional que he jugado últimamente. Sin duda, es una carta de amor a Ninja Gaiden, escrita con sangre, píxeles y katanas.
