Crinkle Cut Games ha tenido la genial idea de convertir la rutina de un supermercado en algo sorprendentemente divertido y llevadero.

Una experiencia que queda por encima del agobio que es la realidad de este tipo de locales, donde lidiar con clientes impacientes, pasillos desordenados, y las colas para pagar nuestra carísima compra; que nos lleva a las pequeñas calles de un supermercado en un pueblo costero llamado Blomkest. Y, para mi sorpresa, ha resultado ser más emocionante y menos agobiante que en la vida real de lo que imaginaba. Así que toca que os cuente que me ha aportado este Discounty.

En Discounty, como ya os he dejado caer, nos convertimos en un nuevo tendero en el pintoresco pueblo costero de Blomkest, donde nuestra tía nos ha dejado al mando de su supermercado de descuento. Todo ello nos lleva a una misión parece sencilla; organizar estanterías, reponer productos y cobrar rápido en la caja.

Análisis de Discounty

Pero la cosa no queda solo ahí; y es que la necesidad de ganarnos la confianza de los vecinos, cerrar tratos comerciales, y hacer crecer tu negocio. Esos nos acerca a una experiencia de gestión y estrategia, con esos toque que los juegos de simulación de trabajos que hace unos años están tan de moda, y que no paran de sorprendernos con experiencias como esta.

Análisis de Discounty

Lo que más me ha sorprendido es lo adictivo que puede ser algo tan cotidiano como lo que nos presenta. Y es que el simple acto de introducir manualmente los precios en la caja registradora se convierte en un pequeño rompecabezas mental, que nos mantiene pegado a la pantalla más tiempo del que esperaba. Esa combinación de gestión estratégica y acción rápida es el gran acierto del juego. Además, la progresión constante; añadiendo decoraciones, ampliando la tienda, o incorporando productos locales, crean esa sensación de avance que todo buen simulador necesita.

Análisis de Discounty

Sin duda uno de los puntos fuertes es la parte social. Esta brilla a la hora de: interactuar con pescadores, granjeros o habitantes del pueblo, mediante los cuales podremos desbloquear nuevos productos que le da vida al juego. Está claro que no son conversaciones profundas, pero son lo suficientemente cálidas y humanas para enriquecer la experiencia y hacernos sentir parte del universo. Todo ello bajo un apartado visual coqueto y colorido, donde su estilo sencillo se adapta perfectamente al tono ligero de la propuesta, que se ambienta a la perfección con un apartado sonoro que sabe apaciguarnos y dejarnos seguir el ritmo de este tipo de negocios.

Análisis de Discounty

Ahora bien, no todo es perfecto. Y es que me he encontrado con momentos en los que las tareas pueden volverse repetitivas, especialmente cuando los objetivos te obligan a vender la misma mercancía una y otra vez sin ninguna variación. También he sentido la falta de un Blomkest más animado, y es que más allá de las misiones, el pueblo se siente como un escenario vacío que no invita mucho a ser explorado, cosa que se podría haber mejorado a base de eventos comunitarios o actividades secundarias habrían añadido mucho al ambiente.

En conclusión, Discounty es uno de esos juegos que sabe transforma lo cotidiano en algo divertido. Y es que limpiar un charco pegajoso con una fregona nunca debería ser divertido, pero aquí lo es. Su mezcla de gestión de tienda, relaciones vecinales y un humor bastante peculiar, lo convierte en una experiencia acogedora y coqueta, ideal para quienes disfrutan de los simuladores con un toque inesperado.

Sin duda, no es un título que te deje boquiabierto con su ambición o profundidad, pero sí uno que te hará sonreír mientras atiendes a una anciana que solo quiere su papel higiénico lo más rápido posible. Así que si alguna vez has soñado con tener tu propio supermercado, o simplemente buscas un juego tranquilo pero con un poco de chispa, Discounty definitivamente merece un lugar en tu carrito de compras.

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