Érase una vez una locura rodante
Que gana tenia de volver a disfrutar de la locura rodante que es Katamari. Reírme por lo absurda que es. Y volver a poner en mi vida ese universo que tanta horas de diversión me ha dado durante ya muchos años.
Por ello, es de agradecer que la gente del estudio nipón, Rengame se haya atrevido con este notorio y divertidísimo Once Upon a Katamari, y que ya habían estado detrás de una de las recientes remasterizaciones de la saga, para ahora se lanzarse a un proyecto completamente nuevo que que nos a devuelto a la vida al Rey del Cosmos, al Príncipe y a su bola pegajosa a la gloria de antaño. Y que con este análisis os voy a contar, hasta donde puede llegar la experiencia, y si es lo que venimos buscando los fans.
| FECHA LANZAMIENTO |
| 23 OCTUBRE 2025 |
| DESARROLLADORA |
| Bandai Namco |
| DISTRIBUIDORA |
| Bandai Namco |
| PLATAFORMAS |
| PC – SWITCH – XBOX SX – PS5 |
| VESIÓN ANALIZADA |
| PC |
| VALORACIÓN |
| 8 |

¿De que va todo esto?
Quiero empezar poniendo sobre la mesa la historia. Y es que esta se mantiene fiel al tono absurdo y encantador que siempre ha caracterizado a la saga. Donde el Rey del Cosmos, en uno de sus típicos despistes, ha vuelto a destruir el universo. Esta vez, lo hace jugando con un pergamino del tiempo, lo que provoca un desastre cósmico que arrastra a su hijo, el Príncipe, a viajar por diferentes épocas que nos llevan desde el Jurásico hasta el Japón feudal. Todo ello para restaurar las estrellas, a base de pasar rodando sobre todo lo que se cruce en su camino.

Y es que Once Upon a Katamari es, como siempre, una aventura de rodar, crecer y recolectar, tan fácil de explicar como divertida de jugar.
Los detalles más y menos interesantes
Primero que nada, hay que reconocer que el corazón del juego sigue latiendo con fuerza. Esa mágica sensación de comenzar recogiendo clips y galletas, y terminar absorbiendo coches, vacas y rascacielos, sigue intacta. Es casi imposible no sonreír al ver cómo tu katamari se transforma en una enorme bola de caos y color.

Visualmente, el trabajo de Rengame brilla con luz propia. El juego conserva ese estilo low-poly tan característico, pero ahora con una paleta de colores más potente, y unos escenarios repletos de detalles absurdos que parecen un diorama en movimiento. Y es que rodar por el Jurásico mientras un triceratops se asusta al verte crecer es una experiencia inolvidable, que junto a sus divertidos sonidos, su musicalidad, y su ambiente, os aseguro que no os va a dejar indiferente. Destacando una banda sonora que acompaña este delirio con una energía contagiosa desde J-Pop hasta jazz, pasando por electrónica, siempre acompañado de coros cósmicos que se entrelazan para mantenerte en un estado de euforia constante.

Sin embargo, no se puede pasar por alto que Once Upon a Katamari depende demasiado de su legado. La fórmula sigue funcionando, sí, pero se sostiene en la pura inercia rodante. Y es que aquí no hay una reinvención real del concepto ni una evolución que justifique tanto tiempo de espera. Solo encontrado algunos poderes que son más bien anecdóticos, y unas mecánica de viajes temporales que apenas influye en el diseño de los niveles.

Eso sí, hay pequeños añadidos como el imán, un nuevo power-up que atrae objetos cercanos, o la opción de personalizar a los primos del Príncipe con diferentes colores y rostros, lo que aporta un toque de variedad y humor a la experiencia.

Otro de los punto a apuntillar, es el tema del control. Este retorna con su sistema clásico de mover el katamari con ambos sticks, y que como es normal, nos pone de los nervio pero nos saca la sonrisa cuando le cogemos el rollo, especialmente cuando los escenarios están llenos de esquinas y obstáculos. Aquí entra lo peculiar de los entornos. Muy bien diseñado, y visualmente muy coquetos y coloridos, eso sí, me resultan demasiado estáticos, ya que hay poco con lo que interactuar más allá de pegar cosas a la bola, lo que hace que la experiencia pierda frescura con el tiempo.
Tengo que señalar el nuevo modo katamaribol. Un minijuego competitivo para cuatro jugadores, muy divertido y caótico, que es perfecto para una tarde de risas con amigos, y que aporta algo más novedosos a un juego que justamente es demasiado conservador.



Conclusiones
En conclusión, este Once Upon a Katamari es uno de esos regresos divertidos, coloridos y llenos de carismas. Eso sí, un poco conservador dentro de que adoramos ese conservadurismo. Y es que Rengame ha optado por mantener intacto el espíritu original, y aportar con ello ese cariz tan familiar y locuaz para los que llevamos disfrutando de la franquicia desde hace mucho tiempo.
Así que si eres de esos fans de la saga, y quieren volver a perderte en ese caos cósmico donde todo se pega y nada tiene sentido, este juego te sacará más de una carcajada, y te volverá a recordar a los mejores tiempos de una franquicia que no evoluciona pero que tampoco queremos que lo haga, ya que adoramos todo lo que nos aporta.





