Análisis de Night Swarm

Vampirismo automatizado

Night Swarm es un roguelite de supervivencia entre cientos de enemigos y proyectiles. Donde las habilidades se activan automáticamente y nosotros nos encargamos de movernos, esquivar y aumentar nuestro poder.

Como ya os he comentado, nosotros asumimos el papel de un joven vampiro que debe proteger su castillo, reunir aliados y enfrentarse a oleadas interminables de hombres lobo. Cada partida nos trae la oportunidad de mejorar, elegir habilidades, sacrificar oro para obtener poderes, y fortalecer a tu manada vampírica. Todo ello a un ritmo desenfrenado, y bajo ese potente concepto de acción muy automatizada que tan de moda está.

Entrando en detalles que me han gustado mucho. Tengo que empezar destacando cómo el juego es capaz de mezclar secciones de acción incesante con una auténtica sensación de progreso. Aquí vamos a sufrir ante hordas de hombres lobos que llegan en oleadas cada vez más intensas, y el sobrevivir no solo va a depender de la fuerza de nuestras habilidades, sino de cómo construyamos nuestro grupo de habilidades en cada partida.

Momento en el que nos encontramos con el castillo. El cual actúa como un pequeño ecosistema donde hay tiendas de talentos, objetos, y personajes dispuestos a echarnos una mano… todo contribuye a que cada sesión tenga un rumbo único. Además, aquí se incluye la idea de sacrificar oro para despertar poderes antiguos, cosa que le añade un toque ritual muy atractivo, casi como si estuviéramos desenterrando la memoria de tu linaje vampírico.

Otro gran punto es el sistema de aliados. A estos los podremos invocar, observar cómo luchan a nuestro lado, y fortalecer la influencia que tenemos sobre ellos, que hace que el combate se sienta más dinámico. Curioso es el momento cuando aparece un jefe colosal, ya que no son solo enemigos grandes; son verdaderas pruebas de supervivencia que te obligan a moverte más sabiamente y a aprovechar al máximo lo que hayamos construido hasta ese momento.

En el lado menos brillante del juego, nos encontramos con que tiende a apoyarse demasiado en el ciclo clásico del género: esquivar, recolectar, mejorar, y ante todo, repetir. Aquí todo funciona y fluye muy bien, pero a veces parece que la variedad depende más de nuestras decisiones internas que del entorno mismo.

También tengo que señalar que hay momentos en los que tanta acción automática y objetos en pantalla, pueden dificultar la claridad de lo que está sucediendo, especialmente cuando la pantalla se llena de efectos y enemigos. Aun así, nada de esto arruina la experiencia, son detalles más relacionados con el estilo que con la calidad. Por cierto, un diseño visual y sonoro, que sin sobresalir, funciona bastante bien y aporta una ambientación gótica muy bien lograda y bastante inmersiva.

En conclusión, deciros que Night Swarm te lleva a un viaje vampírico lleno de unas intensas necesidades de supervivencia, un progreso constante, y ese toque gótico que realmente le queda genial.

Un juego que pese a no ser novedoso en muchos campos, si hay que reconocerle que posee una personalidad única y buenas ideas, sobre todo en cómo maneja a los aliados, el castillo como tu base de operaciones, y el uso de sacrificios para desatar poderes ocultos. En definitiva, un juego que tiene mucho que ofrecer. Y más cuando la noche te envuelva entre hombres lobo, ya que en ese momento entenderéis por qué es casi inevitable que quieras volver a jugar una y otra vez.