Me he atrevido meterme de lleno en When the Light Dies. Y he descubierto como este nos trae mucho sufrimiento bajo un universo donde la oscuridad, el frio, y la locura, solo se puede combatir con el puro resplandor de nuestro farol de aceite.

Y es que el juego desarrollado por por Electric Monkeys y Secret Level Studios, nos acerca a una de las propuestas de supervivencia, combate automático, y elementos roguelite, más particulares y duras con las que me he topado últimamente. Y que en las siguientes líneas me atrevo daros a conocer mientras recupero la cordura.

When the Light Dies está centrado en la supervivencia a través de una combinación de combate automático, gestión de recursos, y una parte casi puramente ambiental, donde todo gira en torno a la luz y su capacidad para mantener la cordura del personaje. Una aventura donde protagonista debe encender hogueras repartidas por el entorno y recargar su linterna de aceite para evitar que la oscuridad gane terreno. Llevándonos a una curiosa gestión de luz, ya que no solo afecta nuestra visibilidad, sino que también reduce su estabilidad mental, lo que provoca el aumento de la agresividad y dureza de los monstruos que nos rodean y deambulan por el páramo.

Análisis de When the Light Dies

Todo esto nos acerca a un juego donde tendremos que soportar oleadas de enemigos hasta ser capaz de resistir a la noche. Y en la que el concepto roguelite, el desbloqueo de personajes con diferentes características y armas, y unas bases de supervivencia donde el frio y las hogueras forman otra parte importante de una propuesta muy dura de entrar.

Entrando ya en el juego, y tras elegir el personaje inicial, y que posteriormente se abrirá a más. No me queda otra que entrar en el campo de batalla, y tras un leve tutorial, empezar a hablaros del combate. Una propuesta que como ya os he dicho nos pone en un juego de aguante de oleadas con concepto de supervivencia y disparo automático. Donde un arsenal de armas y habilidades especiales se ponen a nuestra disposición para enfrentar a las criaturas que emergen de la oscuridad. Llevándonos a equiparnos desde hechizos que consumen cordura hasta ataques especiales de fuego cósmico, donde cada arma y habilidad está diseñada para maximizar las posibilidades de supervivencia mientras se equilibran las reservas de energía y luz.

Análisis de When the Light Dies

El diseño de los escenarios en When the Light Dies se apoya en la generación procedural. Otorgando un carácter de rejugabilidad elevado, y manteniéndonos siempre con esa intriga a ver que nos espera. Todo ello bajo un entorno bastante hostil que nos obliga a no parar, a explorar en busca de suministros para sobrevivir y mantener al personaje en buena forma física y mental, y a esperar con cierto reparo las diferentes oleadas hasta el jefe final. Un entorno que nos lleva a encontrar toda clase de alimentos, combustible para la linterna, y libros que restauran la cordura se distribuyen de manera aleatoria, lo que añade un componente de suerte y estrategia a la experiencia.

Por desgracia el sistema de gestión de estos ítems no me ha terminado de gustar, ya que costa mucho el ritmo de juego por su mala accesibilidad, y ante todo por esa necesidad de estar pendiente de demasiados factores estadísticos.

Análisis de When the Light Dies

Como no podía ser menos, en el campo de batalla tiene un sistema de progresión y experiencia, el cual se combina con el uso de almas de enemigos caídos, que permiten desbloquear habilidades adicionales y mejorar el arsenal de armas. Consiguiendo que en cada partida nos permita mejorar y ajustar el estilo de juego del personaje según las preferencias del jugador, y del propio personaje en sí. Disociando la jugabilidad, y llevándonos a diferentes sinergias, que nos dejan optar por un enfoque más ofensivo o más defensivo según nos venga en gana, o la suerte que tengamos.

Análisis de When the Light Dies

Fuera del campo de batalla, está sin lugar a duda el mayor sistema de progresión del personaje, ya que este se queda perpetuo en nuestras estadísticas. Para ello se ha desarrolla a través de un sistema de constelaciones, tomando el concepto de árbol de habilidades. Este vendrá adherido a que más allá de simplemente recolectar puntos de experiencia al acabar un recorrido, podremos obtener estrellas que podremos ir gastando en estas constelaciones, las cuales nos desbloquearan mejoras permanentes basadas en rutas específicas de constelaciones. Cada una de ella con cierta tendencia defensiva o atacante, o de mejoras a nivel de salud, aguante, etc. Y que sin lugar a duda van a ser los puntos más esenciales para seguir adelante en esta experiencia, ya que de estos van a depender demasiado el avance dentro del juego.

A pesar de ser una experiencia bastante única, y llena de buenos matices, se me ha quedado corta en otros apartados, como la falta de variedad de enemigos, las pocas armas, y la necesidad de algo más de contenido una vez superado los diferentes lugares, que por desgracia parecen demasiado parecidas entre ellas, haciéndose muy repetitivo.

Análisis de When the Light Dies

When the Light Dies es visualmente, al igual que todo el resto del juego, es bastante particular. Planteando un estilo pixel art bastante cuidado mediante efectos visuales. Construyendo con ello una atmósfera oscura y mal rolleral. Añadiendo esos curiosos contrastes entre las luces cálidas de las hogueras y el vacío oscuro de los desolados paisajes que agobian bastante. Todo ello junto a un buen diseño personajes y enemigos, con animaciones fluidas y una cantidad de efectos que le dan bastante vida. Por otro lado, la parte sonora nos encamina a la tensión constante. Centrando su potencial en el silencio, los disparos, y los susurros más oscuros del entorno y los elementos. Lo cual sigue asiendo más y más dura una atmósfera cortante.

Conclusión

When the Light Dies es una experiencia dura de narices. Que sabe combinar los elementos de supervivencia y roguelite de una manera única y potente. Electric Monkeys y Secret Level Studios han logrado crear un juego que cuesta mucho superar el muro inicial. Que gusta mucho cuando le pillas el tranquillo y te haces con sus bases. Y que tampoco deja atrás un buen trabajo de ambientación para dar más sentido a la experiencia.

Un juego que destaca pop la gestión de la luz, la cordura y el recurso limitado de las hogueras, convirtiendo cada partida en un delicado equilibrio entre supervivencia y desesperación, que exige mucha atención y destreza del jugador.

En definitiva, un juego ofrece una propuesta intensa y muy desafiante. Que trae con bastante clase una experiencia metida de lleno en la moda de los juegos de supervivencia, autodisparo, y conceptos roguelite, eso sí, con un paso más adelante con las curiosas inclusiones ambientales y lumínicas que añade, las cuales he sufrido muchísimo antes de perder la cordura.

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