Un mundo agonizante de mágica destrucción
Tras una buena temporada en desarrollo, y diferentes pruebas anticipadas, me he metido de lleno a explorar uno de los nuevos muchos mundos oscuros que se nos vienen dando en estos años. Donde a base de empuñar grandes espadas y enfrentarme a criaturas que habrían quebrado la mente de cualquier otro aventurero, aquí me tenéis para contaros que me ha parecido este Mandragora: Whispers of the Witch Tree.
Un título desarrollado por Primal Game Studio y editado por Knights Peak, que me ha lanzado de cabeza a un universo podrido por la Entropía. Donde cada paso ha sido pasea frente a la muerte, y cada victoria, una pequeña alegría, que ha terminado dando una notoria experiencia llena de detalles, conceptos y matices, que con este análisis os vengo a contar.
FECHA LANZAMIENTO |
17 ABRIL 2025 |
DESARROLLADORA |
Primal Game Studio |
DISTRIBUIDORA |
Knights Peak |
PLATAFORMAS |
PC – XBOX ONE – PS4 – SWITCH – XBOX SX – PS5 |
VESIÓN ANALIZADA |
PC |
VALORACIÓN |
8 |

¿De que va todo esto?
Entrando a dejaros claro que este Mandragora. Decios que esta parte de la premisa que lo lleva a la combinación de los conceptos más clásicos de los metroidvania, con la potente y brutal exigencia de los soulslike. Todo ello desarrollado en un entorno bidimensional que no resta ni un ápice de profundidad a sus combates ni a su estructura.

En este asumimos el rol de un inquisidor marcado por un destino incierto, armado de sus propias convicciones y una misión que parecía condenada desde el inicio, se mete de lleno en una caza de brujas que amenaza con romper lo poco que quedaba del orden en Faelduum.
Llevándonos a un mundo lleno de zonas interconectadas, que iremos desbloqueando progresivamente, donde secretos ocultos tras muros frágiles y rutas secundarias que te recompensan tu capacidad exploratoria y tu curiosidad. Unas mecánicas de exploración que beben de grandes juegos de la actualidad, pero viendo como Mandragora ha sabido encontrar su identidad propia gracias a un sistema de progresión bastante profundo, clases diferenciadas, y una narrativa más accesible que en la mayoría de títulos del género.

Los detalles más y menos interesantes
Si algo me ha enamorado de Mandragora, ha sido su capacidad para equilibrar lo artístico y lo mecánico. Visualmente, me ha parecido una joya. Los modelados de los personajes y demás seres, las atmósferas agobiante cargada de niebla y fuego, y los efectos de partículas y la paleta de colores han construido a un mundo realmente creíble y lleno de detalles. Un precioso y oscuro mundo donde cada rincón o cada criatura tiene un propósito o una historia implícita.

La banda sonora, compuesta por Christos Antoniou, ha sido otro de los grandes pilares que me han marcado. Y es que su mezcla de arreglos orquestales y metal oscuro ha reforzado el tono trágico de la narrativa de una forma brutal. Y hablando de narrativa, el guion, brilla con una claridad que rara vez encuentro en juegos de esta índole. No habiendo tenido que deducir o tirar de imaginación cuando me topaba con un fragmentos más crípticos. Y es que hasta las propias conversaciones, sin cinemáticas, han fluido con naturalidad y han dotado de mucha vida a cada uno de los personajes y la historia en sí.

Dentro del apartado jugable, quiero destacar especialmente como punto fuerte, la accesibilidad. Y es que Mandragora permite ajustar parámetros como el daño de los enemigos, su salud o el coste de resistencia, lo que ha democratizado el acceso sin traicionar la filosofía del desafío, y que abre la puerta a muchos jugadores. Una decisión me ha parecido inteligente y respetuosa hacia jugadores de diferentes niveles de experiencia.

Por cierto, como otro puntos a destacar, este nos da la posibilidad de escoger entre diferentes clases, cada una con su propio árbol de habilidades. Donde tendremos que ser conscientes de las cualidades, capacidades de defensa y ataque, e incluso la propia evolución de estas. Haciendo que la experiencia sea diferente y y necesaria de adaptación a ciertos matices que las hacen únicas. Haciendo que cada en cada combate, lejos de apoyarnos en clásicos combos y ataques caóticos, se nos obligue a tener precisión, habilidad, adaptación, observación, y sobre todo, paciencia.
Entrando en puntos algo más oscuros, y a pesar del cuidado puesto en el diseño, he notado que el rendimiento tenía aún asperezas y detalles que mejorar. Esto especialmente es destacable con algunos tirones en zonas más cargadas, o en una que otra animación imprecisa que me han jugado alguna que otra mala pasada. No ha sido nada grave, pero ensucia un poco la experiencia.

Además, el juego ha pecado de exceso en algunos aspectos. Especialmente quiero reseñar la cantidad de secretos ocultos tras paredes rompibles, que aunque estimulante al principio, han llegado a saturarme. Terminando por golpear cada rincón por miedo a perderme algo valioso, lo que ha ralentizado mi progreso y añadido una carga mental innecesaria en ciertos tramos, en un juego que puede durar medio centenar de horas si nos ponemos muy quisquillosos o si se nos cruza su dificultad.

Tampoco puedo ignorar que, pese a la claridad de su narrativa, algunos giros han rozado lo bastante esperable. Viendo como la figura del inquisidor atormentado, la bruja incomprendida, o el reino que se desmorona… son inspiraciones de cosas que ya he visto antes. Y pese a que estas están han estado bien ejecutadas, me habría gustado encontrar una mayor originalidad en el desarrollo de ciertos personajes.



Conclusiones
En definitiva, Mandragora: Whispers of the Witch Tree me ha sorprendido por muchas razones, pero sobre todo por su valentía. Y es que es uno de esos juegos que no ha buscado encajar en moldes prefabricados, sino que ha querido arriesgar fusionar géneros y estilos bajo su particular fórmula, y la cosa es que ha funcionado bastante bien. Sintiendo en cada momento detalles tan importantes como el peso de cada combate, la urgencia de cada decisión, y la tensión constante de explorar un mundo tan hermoso como hostil.
Pese a ser una persona que le cuenta entrar ya en los soulslike tras tanta saturación, tengo que decir que la propuesta de Primal Game Studio me ha absorbido y me ha dejado un muy buen sabor de boca. Y es que esta ha sabido encontrar el equilibrio entre reto y recompensa, entre crudeza y belleza, y especialmente no me ha creado esa exceso de frustración que otros juegos me creaban. E incluso me he encontrado motivado por saber un poco más del universo de Mandragora, y del próximo gran jfefe que me esperaba en la siguiente esquina.
Sinceramente, como todos estos soulslike, este Mandragora no es un título para todo el mundo, pero sí es un título necesario y muy agradecido que tengo que recomendar, y motivar con ello a que se atreváis a dejar llevar por la experiencia, sin miedo a atreveros a cruzar su impíos parajes.
