Una sinfonía pixelada de golpes y nostalgia
Con este Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate, he tenido el placer de sumergirme en una experiencia beat‘em up que de esas que han sabido recoger lo mejor del género clásico, inyectándole una capa contemporánea tan maravillosa como contundente.
Un claro homenaje a la era de los píxeles, pero esta vez sin quedarse en el envoltorio, sino que ofreciendo una algo más gracias una evolución palpable que en forma de remasterización, y con cantidad de añadidos, que llega con esta entrega Ultimate, tras disfrutar de su versión original hace ya más de una decena de años.
Un juego diseñada tanto para los nostálgicos como para los jugadores exigentes. Que no ha sido solo un desfile de sprites coloridos y bien animados, sino que se plantea como una carta de amor al combate arcade, con alma de juego de lucha y ambición técnica pixelada de lo más moderna.
FECHA LANZAMIENTO |
17 ABRIL 2025 |
DESARROLLADORA |
Rocket Panda Games Japan |
DISTRIBUIDORA |
Rocket Panda Games |
PLATAFORMAS |
PC – XBOX ONE – PS4 – SWITCH – XBOX SX – PS5 |
VESIÓN ANALIZADA |
PC |
VALORACIÓN |
8 |

¿De que va todo esto?
Entrando en los conceptos base, deciros que la propuesta central es sencilla pero efectiva; abrirse paso a puñetazo limpio por niveles llenos de enemigos, mientras se avanza en una historia de dimensiones paralelas, héroes adolescentes y un villano que ha buscado romper los sellos de la realidad misma. Para encarnamos a una de las cuatro protagonistas; Mikoto, Waka, Itsuki o Yuzuha, en un viaje que ha combinado acción desenfrenada, progresión rolera y una pizca de narrativa anime.

Todo ello, y como buen juego de acción se plantea en torno a un muy bien llevado sistema de combate. En este, cada personaje cuenta con ataques débiles, medios y fuertes, además de movimientos especiales que se han cargado mediante una barra de energía. Lo interesante es cómo todo ello ha formado un sistema técnico que ha recordado más a un juego de lucha que a un beat ‘em up tradicional. A ello hay que sumarle un sistema de carriles, y las posibilidades de mejorar atributos y habilidades, y que terminar por llevarnos de la mano hacia una jugabilidad llena de vida, muy ágil y flexible, y sorprendentemente bien planteada.

Los detalles más y menos interesantes
Tras disfrutar de la experiencia, deciros que como era de esperar, lo más sobresaliente de ella ha sido, sin duda, el combate. Y es que he experimentado de una profundidad poco común en este tipo de juegos. Llevándome a variedad de combos encadenados, contraataques de lo más preciso, bloqueos bien medidos y mecánicas como el modo Overdrive o la Emergencia, cosas que han añadido una capa de táctica al frenetismo habitual del género. Haciendo que dominar estas herramientas, sea fundamental, especialmente en los modos más difíciles, donde cada error resulta letal.

Otro punto fuerte es el elenco de personajes. Contar con casi cuarenta luchadores desbloqueables, incluyendo enemigos y jefes, ha ampliado las posibilidades de juego de manera exponencial. Destacando como cada uno ha tenido su propio estilo, cosa que incentiva a la experimentación constante.
Visualmente, el juego me ha desbordado en carisma. Y es que su arte pixelado es una gozada. Estado lleno de detalles, animaciones expresivas y escenarios dinámicos, que ahora se ven mejor que nunca con el paso de los años y el motor gráfico. Por otro lado, la remasterización sonora ha sido un lujo añadido, y es que elegir entre la banda sonora chiptune original o la nueva, compuesta por la banda de J-rock The Phantom Breakers, ha sido como alternar entre dos atmósferas distintas, ambas igual de efectivas.

Y no puedo dejar de mencionar el modo multijugador, que ha alcanzado una escala impresionante. Donde hasta seis jugadores en cooperativo online y ocho en modo versus, con juego cruzado entre plataformas, hace que disfrutemos muchísimo de esos momentos . Haciendo de la experiencia algo realmente robusto, fluido y, sobre todo, caóticamente divertida.
A pesar de tantas virtudes, ha habido fallos que no he podido ignorar. El más evidente ha sido la falta de un tutorial interactivo. Y es que en un título con esta complejidad y variedad de mecánicas y conceptos, dejar al jugador solo con un manual de texto ha sido una decisión cuestionable. Y aunque los combates invitan a la experimentación, una guía práctica habría reducido la curva de aprendizaje inicial.

Respecto a la historia, aunque funcional como excusa para la acción, es algo confusa y superficial. Personajes con potencial narrativo se han perdido en diálogos apresurados y desarrollos que apenas han rozado su superficie. Haciéndome sentir que el argumento es más un telón de fondo que una motivación real.

También he notado que, en sesiones largas, la fórmula empezó a volverse algo repetitiva. Y aunque los escenarios han variado y los enemigos han ofrecido cierto color a las diferentes situaciones, la estructura base se ha mantenido demasiado rígida, por lo que más variedad de objetivos o eventos inusuales entre niveles habrían aliviado esa sensación.

Conclusiones
En definitiva, Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate ha sido un brillante ejemplo de cómo un beat‘em up puede crecer y remasterizarse sin traicionar sus raíces. Y es que este aporta una experiencia que ha sabido conjugar combates frenético, progresión tremendamente adictiva y estética retro, con una ejecución y adaptación realmente buena.
Y es que con este he sentido que, más allá del espectáculo visual o la nostalgia, este título ha sido una oda al gameplay, al disfrute puro, al no tener que pensar y desconectar a base de golpes de este mundo.
Por cierto, cosa que tengo agradece en un mercado saturado de remakes perezosos y fórmulas recicladas, Battle Grounds Ultimate destaca por su autenticidad y ambición. Siendo ideal para quienes buscan un beat ‘em up que no subestime al jugador, que premie la destreza, y que respire amor por el género, y que sin lugar a duda, quiera repartir justicia pixelada a todo el que se le acerque.
