La saga Orcs Must Die! ha sabido consolidarse como una referencia indiscutible en el género de defensa de torres. Cosa que le ha llevado a este Orcs Must Die! Deathtrap tras el paso de diferentes entregas donde no ha tenido miedo a nada con tal de seguir dando vida a esta divertida propuesta.

Para esta ocasión, Robot Entertainment introduce un giro interesante a la fórmula clásica, integrando mecánicas de roguelite dentro de sus bases más que solidad, y aunque no reinventan por completo la serie, aportan frescura y retos adicionales que seguro que a más de uno le va a motivar e incluso sorprender, como espero que entendáis tras leeros las siguientes líneas donde os destripo todo ello.

Como ya viene siendo habitual en la saga, Deathtrap combina acción y estrategia en una experiencia donde nuestro principal objetivo es proteger un portal de oleadas interminables de enemigos. Y es que la fantasía regresa por estos lindes trayendo desde orcos hasta esqueletos y dragones. Donde los enemigos llegan en cantidades inmensas y con habilidades cada vez más peligrosas. Pero como era de esperar, para contrarrestar esta amenaza, disponemos de un arsenal de trampas y habilidades únicas que varían según el personaje seleccionado y que va a bastante estragos sobre estas hordas.

Como ya os decía novedad más destacada es la estructura roguelite del juego. Y es que en lugar de avanzar en una secuencia lineal de niveles, Deathtrap presenta escenarios generados aleatoriamente, cada uno con modificadores que pueden alterar drásticamente la partida. Encontrando como estos ajustes no solo afectan la dificultad de las oleadas, sino que también introducen nuevas estrategias, limitaciones, o potenciadores, que nos obligará ha pensar sobre que estrategia tomar.

Análisis de Orcs Must Die! Deathtrap

Todo ello nos lleva, que al completar cada nivel, se nos otorga la posibilidad de elegir mejoras y recolectar calaveras, la moneda del juego, que utilizamos para desbloquear nuevas trampas, habilidades y mejoras para los personajes. Viendo como en este Deathtrap la personalización y progresión son elementos clave, aunque es cierto que se puede percibir repetitividad como cualquier juego que se acoja a esas bases roguelite.

Entrando en los detalles que más me han gustado, os tengo que decir que destaca por la diversidad de personajes jugables, cada uno con habilidades y estilos de juego únicos. Creándose un el elenco de clases y conceptos que destaca por su diseño creativo y su utilidad en combate. Una variedad que permite explorar diferentes estrategias y estilos de juego, especialmente en el modo cooperativo.

Análisis de Orcs Must Die! Deathtrap

Otro punto fuerte vuelve a ser el genial diseño de trampas. Cada tipo de trampa, desde lanzas de ácido hasta muros aplastantes, está pensado para aprovechar al máximo los mapas, que incluyen pasillos estrechos y puntos estratégicos para colocar defensas. Y como no podía ser menos, las barricadas, que aunque limitadas en número, añaden una capa extra de planificación, ya que podemos dirigir a las hordas enemigas hacia nuestras zonas de muerte.

Respecto al modo multijugador, este eleva significativamente la experiencia. Planteando como con hasta tres amigos, podremos disfrutar de partidas que adquieren una dinámica de cooperación en la que la comunicación y la estrategia son clave. Por cierto, el cross-play entre Xbox y PC es un gran añadido, junto a la gestión de la dificultad ajustable, la cual asegura que tanto jugadores solitarios como grupos puedan disfrutar sin sentirse abrumados.

Análisis de Orcs Must Die! Deathtrap

La parte sonora posee un buen acabado. Con una genial ambientación, una buena implementación musical, y variedad de efectos sonoros, que le dan mucha vida y ritmo a los momentos más caóticos.

A pesar de sus virtudes, Deathtrap no está exento de problemas. La estructura roguelite, aunque interesante al principio, tiende a volverse repetitiva con el tiempo. Y aunque están bien trabajados los modificadores de los niveles aportando variedad, no siempre logran evitar la sensación de estar repitiendo una zona. Esto es especialmente evidente en las últimas etapas, donde la progresión se ralentiza considerablemente debido a la dependencia del repetición y recolección para desbloquear mejoras y habilidades.

Análisis de Orcs Must Die! Deathtrap

En el apartado técnico, Deathtrap cumple, pero no destaca. Y pese a que los diseños de personajes y trampas están bien acabados, y se saben complementar a la perfección con efectos de todo tipo. Eso si hay que subrayar que el juego sufre bajadas pronunciadas de la estabilidad especialmente en las partidas multijugador, las cuales me ha traído en ciertos momentos por la calle de la amargura, aunque espero que sea solucionado.

Por ultimo, he echado de menos algo de narrativa más consistente y sólida, que consiga meternos más de lleno en el mundo del juego. Cosa donde la traducción tampoco ayuda ya que me he encontrado con bastantes fallos.

Análisis de Orcs Must Die! Deathtrap

En conclusión, Orcs Must Die! Deathtrap ofrece una buena dosis de diversión pero con ciertos matices. Y aunque se presenta como una evolución interesante dentro de la franquicia, con esas mecánicas roguelite que aportan frescura, un sistema de progresión bien estructurado, un multijugador cooperativo interesante, y ante todo, un diseño de personajes y trampas que vuelven a sobresalir. Este sufre de problemas de repetitividad y ciertos inconvenientes técnicos que pueden restarle atractivo a largo plazo.

Un título recomendado y tremendamente divertido para aquellos que ya son fanáticos de la saga o del género. Habiéndome parecido una experiencia potente y muy disfrutable, especialmente con amigos, que vuelve a traernos un bien plateado desafío, y ese caos que tanto mola cuando estamos organizado las batallas y esos caminos llenos de trampas para que no sean capaces de llegar al portal las ingentes hordas de enemigos.

Código digital proporcionado por Ico Partners
Forma parte de Game Pass

NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS

Facebooktwitter