Parecía complicado superarse a sí mismo. Seguir haciendo consistente un universo tan bien expresado y planteado. Y uno solo tenía en mente hasta donde iba a ser capaz de llegar esta vez. Pues nuestro alabado Hideo Kojima lo ha vuelto a hacer con una secuela con unas bases sólidas, un potencial narrativo y emotivo sin parangón, y con una capacidad para profundizar en el alma de su universo que te vuelve a dejar ensimismado.

Y es que visto lo visto, Death Stranding 2: On the Beach no destruye los cimientos del original, sino que los expande, los humaniza y los lleva a un nivel más íntimo y personal. Donde Hideo Kojima junto a su grupo de Kojima Productions, se libera y desata, para presentar una obra profundamente personal que sigue indagando en las consecuencias de un mundo corrompido y roto, pero desde una perspectiva más cálida, más narrativa y, curiosamente, más humana. Donde vamos a sacar la parte más humana y esperanzadora de Sam Porter Bridges.

Una aventura que se ambienta once meses después de lo sucedido en el primer juego. Death Stranding 2, y que coloca a Sam en un nuevo viaje, ya no como mensajero del gobierno, sino como un freelance desconectado de Bridges. el cual nos une a Lou, quien ha crecido y ahora tiene un papel muy particular y muy bien entrelazado emocionalmente. Todo ello para ver cómo Sam se embarca en una misión que, aunque comienza con un gesto casi cotidiano, termina convirtiéndose en un conflicto existencial de proporciones globales.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

Al igual que sucediera con la estructura de la primera parte, aquí se mantienen los conceptos de entregas, rutas, planificación del terreno y enfrentamientos contra BTs y bandidos, pero curiosamente la dinámica ha sufrido mejoras y cambios. Esto se nota especialmente en el mapa, ahora es más diverso, y nos lleva a una versión reinterpretada de Australia. Presentando unos ecosistemas más agresivos, ciclos climáticos impredecibles, y una red de misiones que entrelazan mejor la narrativa con la exploración.

Todo ello unido al sistema de progresión Apase, el cual divide el desarrollo del personaje en diferentes ramas; porteador, combate, sigilo o servicio. Permitiendo adaptar la experiencia a diferentes estilos sin perder coherencia. Además, se suman a la experiencia; nuevos vehículos, herramientas y armas, que sin lugar a duda enriquecen mucho la jugabilidad y aportan muchas nuevas posibilidades, pero sin perder ese concepto base pausado y ese ritmo de juego tan particular que nos enamoró.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

Entrando en algunos puntos más llamativos o destacados, sin lugar a duda, lo más destacado en esta secuela es su confianza en su mundo y su narrativa. Dejando claro en esta aventura que Kojima ya no siente la necesidad de desmenuzar y explicar cada detalle del mundo, cosa que hizo en su anterior juego, por lo que se apoya en lo que ya conocemos para tejer una historia más pausada, pero también más emocional. Y es que desde las primeras escenas, su estructura visual, y su ambientación sonora, todo se une y establece bajo un tono más íntimo. Viendo como por ejemplo, Lou, que en el primer juego era casi un símbolo, ahora cobra vida, pregunta y siente parte mucho más viva de la experiencia. Disfrutando de una relación con Sam la cual se convierte en el eje central del juego. Donde cada diálogo o cada decisión, está impregnada de ese vínculo.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

Por supuesto, no podía dejar de prestar especial atención a su aspecto técnico, y es que en Death Stranding 2 se roza la excelencia. Y es que sin duda el motor Decima ofrece un diseño de entornos y paisajes que es una auténtica pasada. Donde la iluminación, los impresionantes cambios climáticos, e incluso los sistemas de partículas, son una impresionante base visual y ambiental. Además, hay que decir que estos efectos no son solo un añadido visual, sino que afectan directamente sobre el terreno. A todo ello se le une el genial diseño de personajes y sus animaciones. Con un trabajazo en lo que a captura de movimiento se refiere, donde hay que alabar las impresionantes animaciones faciales, que elevan cada escena a actuaciones prácticamente sacadas de la gran pantalla.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

A todo estos alardes visuales, hay que añadir su banda sonora, la cual merece una mención especial. Habiéndose creado una musicalidad y una ambientación que no solo acompaña, sino que define cada uno de los momentos. Encontrando situaciones sonoras que son capaces de expresar sentimientos, y silencios que ponen los pelos de punta. Sin duda, un apartado que da mucha vida a este mundo.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

Por otro lado, hay que decir que el juego ha sufrido cambios respecto a su primera entrega. En primer lugar tengo que subrayar la necesidad que tenía el primer juego de ofrecer una experiencia más accesible se ha llevado adelante. Eso sí, eso ha hecho que el juego haya perdido parte de la tensión que caracterizaba al original. Y es que Sam ahora es más resistente, los peligros del entorno son más predecibles y el nuevo equipo, aunque útil, disminuye demasiado la vulnerabilidad de nuestro protagonista. Esto hace que en niveles de dificultad normales, el juego se siente más cómodo que desafiante, lo que puede restar cierto impacto e incomodidad a su atmósfera.

Análisis de Death Stranding 2: On the Beach

Por otro lado, hay temas narrativos, que como suele pasar con todas las obras de Kojima, se mantienen fiel a su estilo críptico y simbólico, lo que resulta que no todo el mundo entre con facilidad en ellas o que haya ciertos giros argumentales que no siempre funcionan y personajes secundarios que ciertamente carecen de profundidad debido a su forma de actuar o llevar adelante sus diálogos de forma algo esperpéntica. Terminando por llevarnos a una narrativa que puede terminar enredándose mucho más de la cuenta sin necesidad.

Por último, aunque el resumen inicial es útil para los nuevos jugadores, la necesidad de conocer el primer Death Stranding sigue presente. así que aquellos que no hayáis jugado a la primera entrega, puede que os sintáis algo desconectados de algunos momentos clave o ciertos personajes.

En resumen, Death Stranding 2: On the Beach es, ante todo, una experiencia única y tremendamente particular, de esas que solo Kojima sabe hacer. Y es que no se trata de un videojuego en el sentido clásico, sino de una propuesta narrativa que requiere paciencia, sensibilidad, y una apertura mental a lo extraño y confuso. Estando claro que aquí no se busca al gran público, o complacer a todos los jugadores; su objetivo es contar la historia que este creativo tiene en su mente, y demostrar con ello su madurez, y la del propio medio.

Sin duda, esta segunda entrega, en ningún momento busca superar al original en términos de escala, sino en profundidad. Una experiencia donde se impone más el corazón qué el puro espectáculo, y ante todo la reflexión. Es una historia sobre la paternidad, la pérdida, la reconstrucción y la fe en los demás. Y aunque no todos sus momentos funcionan de la misma manera, cuando acierta, lo hace con una fuerza devastadora, que consigue cohesionar y poner en el mundo de los videojuegos unas de las mejores obras de ciencia ficción de todos los tiempos.

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