Tiny Garden ha llegado a mi ajetreada vida, bajo una una propuesta relajante, profunda, y realmente cuidada. Una curiosa mezcla de; jardinería, resolución de puzles, y personalización de entornos, que lo convierte en una experiencia que sabe equilibrar la estrategia con la creatividad.

Y es que el juego desarrollado por la gente de Ao Norte, está lejos de ser un simple juego de cultivo, sino que se plantea como un título que invita a la reflexión y al descubrimiento, mientras exploramos una peculiar historia oculta tras un juguete encantado que ha pasado de generación en generación.

Lo conceptos base del juego, y planteamiento central de Tiny Garden, giran en torno al cultivo de una variedad de plantas dentro de un pequeño diorama. Donde con la ayuda de una manivela, el jugador riega sus cultivos, desbloquea nuevas semillas y experimenta con distintas combinaciones para expandir nuestro pequeño jardín.

Análisis de Tiny Garden

Un juego donde nosotros ponemos el límite, donde el tiempo no penaliza, permitiendo que tengamos una experiencia pausada y meditativa. Destacando ante todo la incorporación de un sistema de intercambio, donde las cosechas pueden canjearse por muebles en miniatura para decorar el espacio que este micro-universo nos deja para ello.

Siendo curioso como con cada nueva planta y objeto descubierto, también se revelan fragmentos de una historia entrañable sobre las personas que jugaron con este mismo jardín en el pasado.

Análisis de Tiny Garden

Entrando más en el juego, deciros que este posee una cuidada profundidad estratégica oculta tras la simpleza. Cosa que nos lleva a que inicialmente parezca un juego sencillo de jardinería, viendo como se transforma rápidamente en un desafío de planificación y paciencia. Ya que cada planta tiene requisitos específicos y efectos que alteran el entorno. Estas nos acercan algunas modifican el terreno, otras crean nuevas oportunidades de cultivo, y ciertas especies desbloquean interacciones especiales. Una cuidada progresión en tipologías y biomas que hace que el juego se sienta como un acertijo en constante evolución, donde cada elección impacta en la siguiente.

Análisis de Tiny Garden

Por otro lado, no puedo dejar de destacar su adorable diseño artístico. Y es que el apartado visual de Tiny Garden da sentido a su encanto nostálgico. Aportando un estilo que evoca los juguetes de la infancia, el diorama rebosa de colores suaves y animaciones de lo más delicadas. Cada planta y mueble tienen unos coquetos diseños, que realzan la sensación de un pequeño mundo vivo. Además, la atención al detalle en las pegatinas y decoraciones, muchas de ellas inspiradas en otros juegos indie, añade un extra de amor, calidez y personalización. Todo adornado con una musicalidad y una ambientación que le da sentido y calidez al ritmo que posee la experiencia.

Análisis de Tiny Garden

Eso sí, aunque la sensación de descubrimiento es gratificante, la curva de progreso puede volverse algo tediosa en ciertos momentos. Algunas plantas requieren combinaciones complejas que pueden llevar varios intentos de prueba y error, lo que puede frustrar bastante si buscas un ritmo más fluido. Además, desbloquear decoraciones específicas implica invertir bastante tiempo en la cosecha de recursos, para una recompensa que tan poco aporta más allá de estética.

Análisis de Tiny Garden

Si bien la narrativa emergente basada en los fragmentos de historia es un toque original, su implementación me ha parecido bastante limitada. Y es que se presenta bajo pequeños retazos de información sobre los dueños anteriores del juguete, pero sin una estructura coherente que le dé un cierto impacto y emotividad. Esto hace que el aspecto narrativo se sienta más como un extra que como un componente central del juego.

Análisis de Tiny Garden

En conclusión este Tiny Garden, es un juego que combina con acierto la relajación con la estrategia, ofreciendo una experiencia acogedora que nos hace desconectar. Todo ello asociado a un diseño artístico, sus mecánicas de jardinería y su enfoque en la creatividad, lo convierten en una propuesta bastante única dentro su género.

Es cierto, que sufre con algunos momentos de progresión algo lentos, y una historia que podría haberse desarrollado más, pero lo complementa genialmente con esa capacidad de transmitir una sensación de descubrimiento constante y satisfacción por cada logro alcanzado. Una idea maravillosa para quienes disfrutan de los juegos de exploración relajada con un toque de estrategia, sintiéndose como un pequeño refugio digital donde la paciencia, la desconexión mental, y la creatividad, florecen ante nuestros ojos.

Código digital proporcionado por Dead Good PR

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