Una misión cumplida a medias, pero con honor
Pocas sagas del videojuego español han dejado una huella tan profunda como Commandos. Hablo de una época en la que la estrategia exigía paciencia, precisión y una mente fría bajo presión.
Así que con muchas ganas, me ha tocado infiltrarme en este Commandos: Origins. Un juego desarrollado por Claymore Game Studios, que llega como una precuela cargada de promesas: revitalizar el legado de Pyro Studios sin traicionar sus bases y mecánicas.
Así que como veterano del género y testigo de su evolución, me he lanzado a con cautela a esta nueva misión, esperando tanto una revisión moderna como un guiño respetuoso al pasado. Y que tras su disfrute me he quedado marcado con alguna que otra desilusión que no me veía venir, como os contaré a continuación.
FECHA LANZAMIENTO |
9 ABRIL 2025 |
DESARROLLADORA |
Claymore Game Studios |
DISTRIBUIDORA |
Kalypso Media |
PLATAFORMAS |
PC – XBOX ONE – PS4 XBOX SX – PS5 |
VESIÓN ANALIZADA |
PC |
VALORACIÓN |
7 |

¿De que va todo esto?
Entrando en las bases de esta propuesta, os tengo que decir que desde el punto de vista jugable, este Commandos: Origins se apoya en tres conceptos fundamentales; mapas semiabiertos, vigilancia y observación enemiga estricta, y el estudio de las rutas de patrullaje, todo ello junto al entendimiento de nuestros seis personajes con habilidades bien diferenciadas. El Boina Verde escala y lanza cuchillos, el Francotirador opera desde la distancia, el Buzo acecha bajo el agua, el Espía engaña con uniformes enemigos, el Conductor maneja maquinaria pesada, y el Artificiero desata el caos con explosivos. Viendo como cada misión exige conocer a fondo sus herramientas y saber combinarlas con maestría.

Sin lugar a duda, la gran novedad es la llamada vista táctica, que permite pausar la acción para planear movimientos simultáneos. Lejos de trivializar el reto, esta función añade una capa de complejidad que recompensa la coordinación y la creatividad. Además, me ha encantado que esto pueda disfrutarse en cooperativo, tanto en línea como en pantalla dividida, lo cual transforma la experiencia en un ejercicio compartido de sincronización y confianza táctica.
Por otro lado, tengo que destacar los entornos y su diseño. Esto son variados, llevándonos al Ártico, a desiertos, o a campos ocupados. Donde las misiones, aunque limitadas en número, se construyen con una lógica y un entrelazado interno impecable. Aquí no hay relleno, cada nivel plantea retos específicos, adaptados al diseño vertical o al uso estratégico de coberturas, sombras y distracciones.

Los detalles más y menos interesantes
Está claro que, este Commandos: Origins llega con respeto por el legado y diseño con identidad. Brillando allí donde más importa su fidelidad a la esencia de la saga. Y es que desde el primer segundo se percibe el mimo por los detalles como; los efectos de sonido, las animaciones de los comandos, los comentarios de los soldados, y todo eso que evoca la experiencia original con una capa moderna que nunca se siente impostada.

Como ya os decía, el diseño de niveles es, sin duda, uno de sus grandes logros. Los mapas están pensados para la experimentación, fomentan múltiples rutas y premian tanto la audacia como la paciencia. Nada está dejado al azar. Las misiones pueden resolverse con agresividad quirúrgica o mediante un sigilo absoluto, pero siempre con consecuencias tangibles. Esa tensión constante, ese saber que un paso en falso puede arruinarlo todo, es puro Commandos.

Mención especial merece la interfaz, donde he visto que su diseño es genial para disfrutar de la experiencia, ya que es clara, funcional, y sin complicaciones innecesarias. Cosa que es de admirar dentro de un género donde el control es el todo, y tener un sistema de órdenes bien resuelto marca la diferencia entre la frustración y la satisfacción.
Pero no todo el camino está libre de minas. Uno de los grandes problemas del juego es su limitada accesibilidad. No existe una rampa de entrada amigable para nuevos jugadores: los tutoriales son básicos, y las primeras misiones no perdonan errores. En lugar de enseñar, exigen. Y eso, en 2025, es un lastre considerable para ampliar su audiencia.

A ello se suman errores técnicos difíciles de obviar. Durante mis partidas, me topé con caídas de framerate, enemigos que no reaccionaban correctamente, colisiones mal resueltas y granadas de humo que, sencillamente, no funcionaban como deberían. Son fallos que interrumpen la inmersión y que, en un juego donde cada segundo o acción cuenta, pueden arruinar una operación entera.
También hay decisiones de diseño que chirrían, como la inconsistencia al interactuar con vehículos o la ausencia de respuesta lógica ante ciertas acciones del jugador. No son problemas insalvables, pero sí lo bastante notorios como para restarle fluidez a un conjunto que, por lo demás, tiene una base robusta.



Conclusiones
Commandos: Origins no es una revolución, ni pretende serlo. Es, más bien, una carta de amor a los fieles, un tributo sentido a una época dorada del videojuego de estrategia. A nivel conceptual, es sólido, coherente y respetuoso con sus raíces. A nivel técnico, tropieza, y eso le impide alcanzar la excelencia.
Además, como viejuno de la saga, no puedo evitar sentir amor por lo que se ha hecho. Y es que este título me devolvió sensaciones que creía enterradas tras tantos años desde aquellas joyas. Me recordó que la estrategia puede ser dura y compleja, donde el verdadero poder está en la capacidad de observar, analizar y ejecutar con precisión quirúrgica.
Eso sí, también creo que Commandos: Origins necesita parches, ajustes, y sobre todo, una mirada a esos jugadores que no vivieron la era dorada del sigilo táctico. Si logra eso, si pule sus imperfecciones, puede consolidarse como el digno renacimiento que su nombre promete. Porque, a fin de cuentas, pocas cosas son tan satisfactorias como ver a seis comandos cumplir lo imposible… y desaparecer sin dejar rastro.
