Análisis de A Little to the Left

Ordenando nuestra vida

En el amplio y divertido mundo de los juegos de puzles me he topado con una de esas experiencias bastante únicas y llenas de amor, que son irresistibles de no querer que te absorban y formen parte de tu organizada vida.

Por ello he decidido ponerme ante este A little to The Left, de la gente de Max Inferno, y disfrutar de una experiencia tranquila, simplista en base, y bella en concepto. Que espero que acerque a vuestras vidas está perspectiva tan particular de los puzles.

Fecha de lanzamiento	8 NOVIEMBRE 2023
Desarrolladora	Max Inferno
Distribuidora	Secret Mode
Plataformas	PC – XBOX ONE – PS4 – SWITCH – XBOX SX – PS5
Versión Analizada	PC

A little to The Left se presenta como uno de esos juegos de puzles íntimos, coquetos y muy experimentales. Que bajo una pequeña narrativa contextual, nos mete de lleno en el pequeño arte de la organización y la simetría a través de un casi un centenar de puzles distribuidos en cinco capítulos.

Y es que sus bases jugables nos llevan a tener puestos todos nuestros sentidos en lo que se nos presenta de forma minimalista en pantalla. Donde objetos de la vida cotidiana, sus formas, sus colores, y sencillamente el espacio que los rodea, nos irá llevando a dar sentido a ese orden sacado de un supuesto caos, pero que a base de sutiles detalles llegaremos a él. Encontrado como toque especial el añadido de la presencia de una mascota gatuna que ocasionalmente complica la tarea.

Dentro de los puzles, deciros que estos abarcan diversas categorías; desde desafíos de simetría y orden por colores, hasta tareas más intuitivas, como colocar objetos en áreas específicas o limpiar y organizar. Creándose un sin fin de posibilidades no solo de plantear, sino que incluso formas de llegar a la conclusión final.

Una resolución de puzles que se premia con estrellas. Donde cada una de ellas será una forma diferente de haberlo resuelto. Una resoluciones no faltas de dificultad, que va en aumento a lo largo que avanzamos por los cinco capítulos. Para lo que se ha ofrecido un curioso sistema de pistas, e incluso la posibilidad de saltarnos el puzle, si nos quedamos bloqueados mentalmente. Permitiendo que el juego se adapte al jugador, y con ello evitando frustraciones innecesarias, y fomentando la exploración sin restricciones.

Todo ello nos lleva a una divertida y original experiencia de casi media docena de horas. Donde la inclusión de desafíos diarios aumentan la vida útil del juego.

Por cierto, me ha parecido muy divertido la inclusión de la mascota gatuna como un elemento seminarrativo en los puzles. El cual le da un toque de humor e incluso de interacción muy particular. Y que junto a una concepción narrativa contextual consiguen hacer que empaticemos y nos encontremos enamorados de un mundo de toda clase de objetos que nos rodean y llegan a dar sentido a nuestra experiencia.

Por último, a nivel técnico la presentación general del juego es muy minimalista. Con diseños muy cercanos a la mínima esencia de los objetos. Donde un buen estudio del color forman parte de ese tono tranquilo de la experiencia, que se sabe complementar muy bien con una bonita banda sonora y unos sutiles efectos sonoros. Donde curiosamente todo puede tener cierta concordancia con la resolución de cada rompecabezas.

Pero está claro que hay cosas que no me han gustado tanto. Cómo por ejemplo, que aunque la dificultad progresiva es ágil y positiva, hay que remarcar que algunos puzles pueden resultar excesivamente desafiantes e incluso abstractos en cualquier momento. Menos mal esa inclusión de una pizarra de pistas.

Todo ello viene también unido a la falta de una explicación sobre algunas mecánicas. Lo que causa algo confusión inicial para algunos jugadores. Y aunque esto puede ser coherente con el estilo de juego, una mayor claridad habría mejorado la accesibilidad.

Conclusión

En definitiva. A little to the left llega a nuestras ordenadas vidas para dar un soplo de aire fresco al género de puzles. Sabiendo fusionar los desafíos lógicos con una concepción estética, y nuestra capacidad de organización y gusto por el orden, de una forma realmente divertida y muy bonita.

Un juego que desborda una simplista originalidad, una gran variedad de puzles, y una multiplicidad de caminos resolutivos pocas veces tan abiertos en un juego del estilo. Donde nuestra capacidad de observación y deducción nos puede pasar alguna que otra mala pasada dentro de un juego con ciertos momentos de genialidad y otros de confusión.

Un juego fresco, adictivo, original, y con unas condiciones jugables que nos hacen gozar de belleza simplista y la relajación siempre que nuestro amado gato blanco nos lo permita.